Diario de León

Discurso completo de Pedro Sánchez: "He decidido seguir con más fuerza, si cabe, gracias al apoyo recibido"

Simpatizantes del PSOE se concentraron ayer en los alrededores de la sede socialista de Ferraz para mostrar su apoyo al presidente del Gobierno.

Simpatizantes del PSOE se concentraron ayer en los alrededores de la sede socialista de Ferraz para mostrar su apoyo al presidente del Gobierno.EFE / FERNANDO ALVARADO

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EUROPA PRESS

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado este lunes en una declaración institucional su intención de continuar como jefe del Ejecutivo, después de que el pasado miércoles comunicara la suspensión de su agenda pública durante cinco días para reflexionar sobre si tenía que seguir en el cargo. Horas antes, un juzgado de Madrid abrió diligencias tras las denuncias de Manos Limpias sobre su esposa, Begoña Gómez, por presunto tráfico de influencias y corrupción en los negocios.

El contenido íntegro del discurso es el siguiente:

"Buenas tardes. Como saben el pasado miércoles escribí una carta dirigida a toda la ciudadanía, en ella les planteaba si merecía la pena soportar el acoso que desde hace 10 años sufre mi familia a cambio de presidir el Gobierno de España.

Hoy, tras estos días de reflexión, tengo la respuesta clara, si aceptamos todos como sociedad que la acción política permite el ataque indiscriminado a personas inocentes, entonces no merece la pena. Si consentimos que la contienda partidista justifique el ejercicio del odio, de la insidia y de la falsedad hacia terceras personas, entonces no merece la pena. Si permitimos que las mentiras más groseras sustituyan el debate respetuoso y racional basado en evidencias, entonces no merece la pena.

Por muy alto que sea, no hay honor que justifique el sufrimiento injusto de las personas que uno más quiere y respeta, y ver cómo se intenta destruir su dignidad sin el más mínimo fundamento.

Tal y como les anuncié, necesitaba parar y reflexionar sobre todo ello. Y sé que la carta que les envié pudo desconcertar porque no obedece a ningún cálculo político y es cierto. Soy consciente de que he mostrado un sentimiento que en política no suele ser admisible. He reconocido ante quienes buscan quebrarme, no por quién soy sino por lo que represento, que duele vivir esta situación, que no deseo a nadie. También porque sea cual sea nuestro oficio, nuestra responsabilidad laboral, vivimos en una sociedad donde sólo se nos enseña y se nos exige mantener la marcha a toda costa.

Pero hay veces en que la única forma de avanzar es detenerse, reflexionar y decidir con claridad por donde queremos caminar. He actuado desde una convicción clara. O decimos basta o esta degradación de la vida pública determinará nuestro futuro condenándonos como país.

Es cierto que he dado este paso por motivos personales pero son motivos que todo el mundo puede entender y sentir como propios porque responden a valores troncales de una sociedad solidaria y familiar como es la española. Porque esto no es una cuestión ideológica. Estamos hablando de respeto, de dignidad, de principios que van mucho más allá de las opiniones políticas y que nos definen como sociedad.

Esto nada tiene que ver con el legítimo debate entre opciones políticas. Tiene que ver con las reglas del juego. Si consentimos que los bulos deliberados dirigen o dirijan el debate político, si obligamos a las víctimas de esas mentiras a tener que demostrar su inocencia en contra de la regla de nuestro Estado de Derecho.

Si permitimos que se vuelva a relegar el papel de la mujer al ámbito doméstico teniendo que sacrificar su carrera profesional en beneficio de la de su marido, si en definitiva permitimos que la sinrazón se convierta en rutina, la consecuencia será que habremos hecho un daño irreparable a nuestra democracia. Exigir resistencia incondicional a los líderes objeto de esa estrategia es poner el foco en las víctimas y no en los agresores.

Y confundir libertad de expresión con libertad de difamación es una perversión democrática de desastrosas consecuencias. Por tanto, la pregunta es sencilla: ¿Queremos esto para España? Mi mujer y yo sabemos que esta campaña de descrédito no parará. Llevamos 10 años sufriéndola. Es grave, pero no es lo más relevante. Podemos con ella.

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