Sadam se convierte en otro Bin Laden

Dos semanas después del inicio de la guerra, el paradero de Sadam Huseín sigue siendo una incógnita para el Gobierno norteamericano. Al igual que Osama Bin Laden, convertido en el malo de la película tras el 11-S y al que aún nadie ha podido encontrar, Sadam parece haber desaparecido del mapa y nadie es capaz de confirmar si está vivo o muerto, si sobrevivió a los bombardeos lanzados contra su bunker el 19 de marzo y si aún dirige las operaciones militares de su país. Durante la primera guerra del Golfo a Sadam también se lo tragó la tierra para volver a reaparecer tras la retirada de los norteamericanos. Esta posibilidad preocupa a los estadounidenses, cuyo principal temor, según revelaba la revista Newsweek, es que haya sobrevivido y planee dirigir una guerra de guerrillas en Bagdag utilizando armas químicas que merme la paciencia de la opinión pública norteamericana. Según los servicios de espionaje, Sadam también podría haberlas escondido para reaparecer cuando se instaure el nuevo Gobierno y atacar por sorpresa a los norteamericanos. Otro de los temores es que consiga escapar a un país vecino y desde allí dirija a grupos terroristas, aunque esta probabilidad parece remota puesto que ninguno de los países cercanos a Irak parece dispuesto a arriesgarse, sobre todo tras las amenazadas que han recibido Irán y Siria. «Si es que hubo algo que subestimamos, fue la abilidad de Sadam para proyectar la sensación de que aún está al mando», aseguraba ayer en el New York Times una fuente de la CIA. Por eso ahora los esfuerzos de los aliados se centran en intensificar las dudas entre los iraquíes sobre la muerte de Sadam ya que su fantasma impide que la población apoye plenamente a los aliados.