Adiós con el corazón

Felicitaciones, elogios, homenajes, aplausos, emotividad, euforia. Estas seis palabras reflejan el ambien-te que se vivió ayer en el Palacio de Convenciones de la Casa de Campo en un acto que se convirtió en un homenaje a Aznar en una nueva despedida, al que asistieron sus ministros, ex ministros, la cúpula del PP, los presidentes autonómicos y un público entregado. Sólo faltaron Cascos y Fraga. El presidente subió al estrado visiblemente emocionado y pidió a las 3.500 personas que le aplaudían que no se lo hicieran pasar mal y le dejaran ser «el de siempre, una persona un poco demasiado seria, sequerón y algo brusco quizá». En varios momentos de su discurso, que duró casi una hora, fue interrumpido por los asistentes que entonaban el adiós con el corazón que con el alma no puedo. Aznar elogió «las ideas, la capacidad de entrega y la integridad» del sucesor ungido por su dedo, Mariano Rajoy, quien dedicó su posible victoria a su mentor: «Yo me voy a alegrar por ti y por mi, y lo repito para que se me entienda, por ti y luego por mi, y ojalá los españoles también lo hagan», señaló.