Interior pide a Rabat y a Túnez que rastreen las últimas llamadas de los suicidas
El Ministerio del Interior pidió ayer a las autoridades de Marruecos y de Túnez que investiguen a las personas de ambos países a los que los cabecillas de la célula que cometió la masacre del 11-M telefonearon minutos antes de inmolarse en Leganés, cuando los GEO asaltaron el piso donde estaban atrincherados. Las fuerzas de Seguridad españolas hacen lo mismo con las llamadas realizadas a ciudadanos que viven en territorio español. La policía española tiene constancia que los terroristas suicidas, minutos antes de las 9 de la noche, hora del asalto, utilizaron sus teléfonos móviles para ponerse en contacto con familiares que viven en España y con otros ciudadanos extranjeros. Entre los que hicieron llamadas están los máximos responsables del comando, Serhane Ben Faknet, El Tunecino , y Jamal Ahmidan, El Chino , muertos por la explosión. Los investigadores tienen constancia de las llamadas porque conocen los números de las tarjetas prepago de los teléfonos de los sospechosos, suministradas por el también terrorista Jamal Zougam, que tiene un locutorio en el barrio madrileño de Lavapiés. De hecho, el rastreo técnico del uso de estas tarjetas fue el que permitió el sábado pasado la localización del piso franco de Leganés y la desarticulación del núcleo duro de la célula. Hasta Al Qaida La comprobación de las personas vinculadas a los terroristas del 11-M en el extranjero se enmarca dentro de la segunda fase de las investigaciones policiales que, arrestados ya los autores materiales del atentado, se centrará en tratar de determinar qué grupos terroristas internacionales y qué activistas financiaron, ayudaron, asesoraron y ordenaron a la célula islámica de Madrid cometer la serie de masacres. La Policía cada vez tiene una mayor certeza de que los atentados de Madrid fueron promovidos por grupos fundamentalistas vinculados a Al Qaida, que de hecho han reivindicado de forma reiterada los ataques terroristas habidos en España desde el 11-M. El principal sospechoso es el Grupo Islámico de Combatientes Marroquíes al que se supone responsable de los atentados del 2003 en Casablanca. Las vinculaciones y familiares de encarcelados y suicidas de Madrid con procesados y prófugos de los atentados de Casablanca son abundantes.