La Princesa quiere trabajar

Los Príncipes de Asturias regresaron de su viaje de novios la víspera de la onomástica del Rey y se presentaron ante los medios de comunicación, con el resto de la Familia Real, cuando acudían ayer a la capilla de La Zarzuela para asistir a la Misa de celebración de la jornada festiva para el Monarca. El príncipe Felipe aprovechó las tres semanas que duró su viaje secreto con su esposa para dejarse crecer una barba. Así se le vio aparecer con la princesa Letizia por la puerta del palacio, detrás de sus padres, don Juan Carlos y doña Sofía, que encabezaban la comitiva familiar de camino a la capilla de La Zarzuela. La recién casada lucía un traje de chaqueta primaveral de color vainilla que ya vistió hace mes y medio cuando visitó La Moncloa, antes de su matrimonio. Como don Felipe, exhibía un espléndido bronceado y ninguno de los dos ahorró sonrisas a los periodistas que les preguntaron por su luna de miel. «Se nos ha hecho muy corta», dijo el príncipe, a pesar de que hace un mes desde la boda y de que pudieron disfrutar de total anonimato en su lugar de descanso en las tres últimas semanas, que algunos sitúan en Tailandia, La India, China y las islas Fidji. La princesa Letizia asimila con rapidez las responsabilidades de su nuevo papel como consorte del Heredero y, tras reconocer que lo ha pasado bien en su luna de miel, declaró ante los periodistas que está deseando recuperar la actividad tras el descanso. «Teníamos muchas ganas de volver y ponernos a trabajar», confesó. El Rey compareció rodeado de los pequeños de la casa, los hijos de doña Cristina e Iñaki Urdangarín, puesto que los vástagos de la infanta Elena y Jaime de Marichalar estaban ausentes, pues asistían al ensayo de la función de fin de curso en su colegio. Doña Sofía, saludó a la prensa, del brazo de don Juan Carlos, que comentó: «Aquí estamos con los nietos y cuando haya biznietos, también con biznietos».