Euforia de Putin y Berlusconi, frente a la prudencia en la UE y Palestina

Incluso antes de que John Kerry reconociese su victoria, tanto el presidente de Rusia, Vladimir Putin, como el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, se atrevían a señalar que la victoria de Bush sería una buena noticia para el mundo. Según el jefe del Kremlin significa que el pueblo estadounidense «no se dejó intimidar por los terroristas» mientras que para el italiano supone que «EE. UU seguirá siendo promotor de la libertad y la democracia en el mundo». Más prudentes se mostraron los países europeos que han mantenido relaciones tensas con Bush. El presidente galo, Jacques Chirac, y el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, felicitaron a George Bush. Chirac insistió en que EE. UU. es «un gran país aliado y amigo al que estamos ligados por lazos estrechos y valores comunes». Similar fue la reacción del ministro ale-mán de Asuntos Exteriores, Joscka Fisher, que recordó que «en política internacional, el mundo se enfrenta a una serie de dificultades que requieren una estrecha cooperación entre Europa y Estados Unidos». Corregir errores Claro fue también el presidente de Portugal, Jorge Sampiao, que apuntó que el segundo mandato puede servir para «corregir los errores del primero». Mientras en Irán miles de ciudadanos gritaban «muer-te a EE. UU.» al conocer el resultado, el líder palestino Yasser Arafat confía en que el segundo mandato traiga consigo un cambio de rumbo en la política estadounidense hacia los palestinos. En Latinoamérica, el Gobierno argentino recordó que con Bush las cosas «no fueron mal».