Diario de León

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ALGUNOS sembradores de odio cosecharon fruto el pasado sábado cuando un grupo de energúmenos de cierta edad agredieron a José Bono, ministro de Defensa del Gobierno democrático de España. Bono acudió a manifestarse contra el terrorismo ignorante de la ira que fermenta en las mentes de algunos miles de ciudadanos a los que determinados medios de comunicación intoxican cada mañana con prédicas apocalípticas. Algunos ya han sido identificados. La policía trata de precisar el grado de implicación de cada uno de ellos en el acoso que realizaron al señor Bono. Mientras tanto, los dirigentes del Partido Popular y del Partido Socialista Obrero Español, los dos principales partidos políticos del país, se están tirando los trastos a la cabeza. Siguiendo las palabras del ex ministro del Interior, Ángel Acebes, (un caballero que no ha superado el trauma del 11-M, aunque lo disimula hablando constantemente del 14 de marzo), Mariano Rajoy ha recordado el silencio del PSOE cuando en Barcelona otro grupo de energúmenos (vinculados a ERC) acorralaron a Rodrigo Rato y a Josep Piqué. Es verdad que aquel silencio se torna ahora dedo acusador respecto de Rodríguez Zapatero y los suyos, pero ¿qué significado político tiene tanta falta de generosidad por ambas partes? ¿Quiere decir que hemos vuelto a las dos Españas? Si así fuera: ¡ Qué pena de país ¡ y que satisfacción más grande para los terroristas. Los etarras y los islamistas. Porque si malo es que los dos grandes partidos anden a la greña, peor es que la pugna política haya contaminado a las propias asociaciones de víctimas del terrorismo escindiéndolas en mundos que se observan con recelo. Semejante despropósito sólo es posible en la España que tan certeramente retrató Machado cuando supo ver que por aquí aún andaba errante la sombra de Caín. ¿A quién beneficia que Partido Popular y Partido Socialista Obrero Español rompan el frágil puente establecido entre Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy tras su entrevista de hace diez días en La Moncloa? ¿Será verdad que hay una mano que mece la cuna cada vez que se habla de esperanza en relación con el final del terrorismo de ETA?.

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