«El primer año que llueva mucho habrá un pico muy fuerte de contaminación»

Los máximos de concentración autorizados para el consumo de agua son de diez microgramos de selenio por litro, tres de cadmio y uno de mercurio. Según Enrique Estrada, jefe del Servicio de Evaluación de Riesgos y Gestión de Alertas de la Junta, en la comunidad autónoma ningún análisis ha sobrepasado estos límites, aunque años atrás fueron superados en otros contenidos minerales aún más peligrosos, como el arsémico. «En agosto del 2002 hubo que cambiar el abastecimiento de aguas en 42 poblaciones de Avila, Segovia y Valladolid, clausurando antiguas captaciones y sustituyéndolas por otras nuevas, más superficiales». Se trataba de pozos excavados en terreno granítico o de corrientes subterráneas de la misma procedencia con una contaminación de arsénico muy elevada para la salud de la población. Según Estrada, «no pasó nada porque llegamos a tiempo, pero puede decirse que se nos apareció la virgen, para entendernos: el agua fósil da a veces unas mineralizaciones sorprendentes y, salvo en las grandes ciudades, raramente se analiza, así que en los pueblos no hay posibilidad de detectarlas». La contaminación por metales pesados, como la de mercurio, cadmio o selenio, nunca ha sido preocupante en las provincias de la autonomía, aunque se espera que vaya a peor. «En épocas normales la concentración de metales por litro de agua es razonablemente la de siempre, pero después de una sequía en las capas freáticas, luego se duplican o triplican, de modo que esperamos ya un pico muy fuerte el primer año que llueva mucho». Los problemas que pueda provocar este tipo de contaminación no serán alarmantes, salvo casos muy puntuales y, de cualquier forma, tampoco superarán en sanidad a los que se vienen registrando desde décadas y siglos atrás, sin que nadie cayera en ellos. De hecho, el resultado de los primeros análisis sobre metales pesados no se esperan hasta después del verano y no se hará pública ninguna estadística hasta meses posteriores. Los datos sólo se darían a conocer de forma inmediata en improbables supuestos de emergencia, que hasta ahora no se han producido, según la Junta y los laboratorios universitarios que trabajan en los controles. Tampoco esta situación se ha dado en otros lugares de España. «Llegamos justo a tiempo de cambiar las captaciones de Ávila y Segovia en el 2002» ENRIQUE ESTRADA , jefe de Evaluación de Riesgos y Alertas