Diario de León

| Análisis | El nuevo islamismo violento |

Bombas en la ciudad de la paz

Era de prever que esta localidad que acogió importantes negociaciones de paz sufriese un ataque. En la actualidad, una ciudad atestada de turistas, los objetivos de acción terrorista se multiplicaron se

Fachada destruida del Hotel Ghazala Gardens después de una de las explosiónes

Fachada destruida del Hotel Ghazala Gardens después de una de las explosiónes

Publicado por
Miguel-Anxo Murado - redacción
León

Creado:

Actualizado:

Cuando en el 2002 la Unesco declaró solemnemente a Sharm el Shej «ciudad de la paz» claramente obraba con cierta precipitación. Sharm, efectivamente, ha sido la sede de muchas de las negociaciones de paz en el conflicto palestino-israelí (la última, el alto el fuego que firmaron Abu Mazen y Ariel Sharon allí en febrero), si bien también cabe recordar que la mayoría de esas negociaciones fracasaron. Pero al menos era la «ciudad de la paz» en un sentido: se trataba de un lugar relativamente seguro. Situado lejos de El Cairo, encajado entre el mar Rojo y la montaña del Sinaí, mal comunicado con Egipto propiamente dicho (y por tanto más fácilmente controlable), el Gobierno de Mubarak (quien, por cierto, tiene casa allí) dedicó diez años a convertir este pueblo de pescadores en la joya de la «Riviera egipcia», un paraíso de playas, capital mundial de buceo y el lugar donde pasó el fin de año pasado Tony Blair, por ejemplo. Era, precisamente, la alternativa de alta seguridad a las rutas tradicionales (Cairo, el Nilo), golpeadas duramente en los años noventa por el terrorismo pre-Al Qaeda de la Gamaa Islamiya. Gamaa Islamiya fue derrotada, en gran parte porque una sus matanzas, la de Luxor, donde 58 turistas y cuatro egipcios fueron acribillados a balazos entre las milenarias columnas de templo de Hatshepsut, hizo tal daño al turismo que el pueblo hambriento les volvió la espalda y los líderes islamistas acabaron en la cárcel. Pero como si se tratase de una ceremonia de relevo, uno de ellos, Muntaser Zayyat, compartiría celda durante tres años con Ayman al Zawahiri, llamado a ser el principal colaborador de un hombre entonces todavía poco conocido: Osama bin Laden. Islamismo violento Este nuevo islamismo vio-lento, del cual Zawahiri es el gran ideólogo, es diferente. La Gamaa Islamiya veía en el turismo una fuente de corrupción religiosa que había que extirpar; el nue-vo yihadismo internacional ve en él una oportunidad: la de golpear a concentra-ciones despreocupadas de occidentales en un contexto globalizado que multiplica el efecto del ataque. La «Riviera egipcia», el gueto occidental de lujosos hoteles situados en el lugar donde los israelíes construyeron el bíblico becerro de oro, es, para ellos, un objetivo. En octubre varias bombas mataron a 34 personas en Taba, seguidas de otros dos atentados en El Cairo y en el Museo de Egipto.

tracking