Diario de León

Urbanismo impedirá la especulación inmobiliaria en los suelos quemados

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Domingos Sampedro - santiago
León

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Hace dos años, por estas fechas, tres incendios ponían en riesgo zonas pobladas en O Saviñao, Pantón y Ribas de Sil. Pero estos municipios de Lugo, como el resto de la provincia, se salvan ahora de la cólera incendiaria que arrasa Galicia y que trasladó su zona cero a la franja que discurre entre Santiago y Vigo, donde se concetra la mayor presión urbanística. La Xunta toma nota y anunció ayer que extremará los controles para evitar la especulación con el suelo forestal arrasado por las llamas. La Consellería de Política Territorial subrayó que, según la normativa vigente, está terminantemente prohibida «la urbanización de terrenos con masas arbóreas que sufran incendios». Dicha restricción aparece recogida en la Ley 9/2002 de Ordenación Urbanística y Protección del Medio Rural, cuyo artículo 32 establece que cualquier masa arbórea incendiada desde 1998 debe catalogarse como «suelo rústico de protección forestal». En la práctica, dicha calificación de los suelos solo permite destinar estos terrenos a fines agrícolas, forestales, ganaderos, cinegéticos o medioambientales, pero en ningún caso se tolerarían bloques de apartamentos o hileras de adosados con piscina. ¿Pero qué tipo de terreno arde en Galicia?. Las cifras que ofrece la Consellería de Medio Rural constatan que se quema bastante superficie arbolada -3958 hectáreas el año pasado-, pero sobre todo suelo raso, prácticamente el triple. «Arde de todo» «Arde de todo», asegura el alcalde de Ames, el socialista Carlos Fernández, una persona que parece saber algo sobre la tensión urbanística, pues dirige un municipio que, al abrigo de las nuevas urbanizaciones, duplicó su población en los últimos veinte años hasta alcanzar las 24000 almas actuales. Ahora bien, Fernández apunta que las expectativas urbanísticas no es lo que está detrás de la furia incendiaria que también colocó a este ayuntamiento en alerta 1. «Si fuera así, no ardería Piñeiro, Tapia y Ameixende, sino lugares como Ortoña y Vidoido», más codiciados por los promotores. El regidor de A Baña, el popular Andrés García, sostiene que el fuego se ceba especialmente con el suelo forestal, pero también «con zonas aptas para urbanizar» que encuentra a su paso, si bien matiza que «más que especulación, lo que hay detrás de estos temas es la descoordinación». El alcalde de Rianxo, el socialista Pedro Piñeiro, incluso se aventura con las tipologías, al asegurar que la proporción de suelo rústico que se quema alcanza el 70% del total, mientras el restante sería rústico ordinario o suelo de núcleo rural. El director rural de Urbanismo de la Xunta, Ramón Lueje, manifestó que existe un «procedimeito extrarodinario» para supervisar las recalificaciones. Es más, aseguró que se extremarán los controles para comprobar que el suelo que cambia de uso no fue incendiado.

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