«La situación es dramática; la sequía es hambre, necesidad»

Su congregación está en África. Pero no en cualquier punto, sino en Zinger, la segunda ciudad de Zaire, oficialmente el país más pobre del mundo y en donde nunca se da por terminada la crisis alimentaria. «La situación es dramática. En los últimos años ha habido tres situaciones graves de sequía y, por lo tanto, hablar de sequía es hablar de hambre, de necesidad», indica esta asuncionista (64 años) procedente de Cimanes de la Vega. Donde vive, hay una iniciativa de alimentación suplementaria para grupos seleccionados, fruto del esfuerzo conjunto de Médicos Sin Fronteras, Unicef y el Programa Mundial de Alimentos. De una población de 250.000 niños y niñas, se calcula que se llegarán a tratar a unos 45.000 pequeños con desnutrición grave o moderada. No en vano se está hablando de una de las tasas de mortalidad infantil más elevadas del mundo (262 por cada mil nacimientos). Dolores, sencilla y de aspecto bondadoso, reside en un barrio de leprosos. Trabaja con ellos, pero sobre todo en la inserción social de sus hijos, dándoles servicios de educación y salud. La enfermedad es una de sus mayores preocupaciones. Cuando se habla de sida repite lo que otros misioneros vienen denunciando: «No hay fármacos. El medicamento completo llegó el año pasado, y gracias a los organismos internacionales que son quienes lo suministran». Cuando vuelve del Cuarto Mundo y se topa con la opulencia, anhela que algo de lo que sobra llegue a Zinder.