Diario de León

Cerveza desde la II Guerra Mundial

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La historia de las viejas instalaciones lupuleras que han dado vida durante décadas a varias comarcas leonesas, principalmente a la del Órbigo, se remonta muy atrás. En plena posguerra española, y con motivo de la II Guerra Mundial, las fábricas de cerveza tienen problemas de abastecimiento de lúpulo, debido a la práctica paralización de las importaciones y la política autártica promovida por la Administración. El Estado, tras un tiempo en que la Junta Técnica controlaba directamente el cultivo del lúpulo, promulga el 23 de mayo de 1945 un decreto en el que se prevé el fomento del sector a través de una concesión administrativa que recae en la nueva sociedad, constituida a tal efecto por la práctica totalidad de las fábricas de cerveza existentes en el país en este momento. Lúpulo para todos En sólo quince años desde su constitución, se consigue el objetivo inicial de abastecer de lúpulo al sector cervecero nacional, y el cultivo pasa de las zonas iniciales delimitadas en el decreto de concesión del Ministerio de Agricultura a concentrarse en las provincias de León, Asturias y La Coruña, según la documentación histórica que maneja la sociedad leonesa. Subvenciones de quita y pon A finales de la década de los años 60 y durante todos los 70, el lúpulo se convierte en el «oro verde», ya que es un cultivo de gran rentabilidad para el agricultor. No en vano, cuenta con unos ingresos garantizados, al contratarse toda la producción con varios años de anticipación. En 1986, con la incorporación de España a la Comunidad Europea, finaliza la concesión y se liberalizan totalmente las importaciones de lúpulo, por lo que el papel tradicional de la sociedad cambia y pasa a ser una empresa comercializadora que establece sus objetivos de compra en función de las necesidades de los accionistas. Por estas fechas se constituyen también en España las empresas transformadoras de lúpulo. Tras unos años de cierta incertidumbre, marcados por la dificultad de los cultivadores a adaptarse a la nueva situación generada por la adhesión, junto con el interés de los clientes por variedades que no se producen en España, en 1992 la sociedad inicia un nuevo período poniendo en marcha un ambicioso proyecto de investigación, que culmina en 1996 con el programa de reconversión varietal de las variedades tradicionales cultivadas. Reestructuración nacional En 1995, y con el objetivo de mejorar el funcionamiento de la sociedad, se produce la reestructuración administrativa con el cierre de las oficinas de Madrid y la concentración de todas las instalaciones en Villanueva de Carrizo. Al mismo tiempo se produce la absorción de la empresa que desde 1993 realizaba en solitario en España el granulado del lúpulo, pasando a hacer esta tarea la sociedad.

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