Diario de León

Jurdan Martitegi y Arkaitz Goikoetxea, tras unos torpes inicios, han ganado mucha pericia

La policía centra su lucha contra ETA en buscar a dos novatos muy activos

Los mandos de la lucha antiterrorista creen que son los autores de todos los últimos atentados Colabo

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Melchor Sáiz-Pardo - madrid
León

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Dos novatos de ETA burlan desde hace ocho meses a las fuerzas de seguridad a pesar de que la policía les pisa los talones desde el inicio de su carrera criminal. Los expertos aseguran que ambos son los responsables de todos los atentados cometidos por ETA en España desde la ruptura de la tregua en junio de 2007. Los mandos de la lucha antiterrorista repiten una y otra vez que «caerán más pronto que tarde», pero lo cierto es que nunca un solo comado había realizado tantos ataques en tan poco tiempo. Sus fotos inundan los edificios públicos desde hace semanas. Son Arkaitz Goikoetxea Basabe y Jurdan Martitegi Lizaso. Ninguno de los dos ha cumplido todavía los 28 años. Hace sólo 12 meses no eran más que unos jóvenes anónimos de la kale borroka bregados en un puñado de encontronazos con la Ertzaintza. Sus propios compañeros de armas se mofaban de ellos por su falta de destreza. Su torpeza, por ejemplo, hizo que sólo unos días después de su primera actuación, el atentado con furgoneta-bomba contra el cuartel de Durango el 25 de agosto de 2007, sus identidades salieran a la luz. Los novatos parecían haber sellado su suerte como otros tantos comandos de la última década nacidos para un atentado y ser apresados a continuación. Sin embargo, su prematura pérdida del anonimato lejos de hacer disminuir su actividad pareció espolearles. Trece atentados en ocho meses, a pesar de que sus rasgos físicos delatan su presencia allá por donde pasan. Martitegi es un gigantón de casi dos metros y 85 kilos, y Goikoetexa tiene una fuerte voz nasal, una cicatriz muy visible en el labio superior y carece de dos dedos de una mano, los perdió en el 2000 al explotarle el artefacto que manipulaba en sus años de inexperto alevín de terrorismo callejero. Los mandos de la lucha contra ETA todavía no se explican cómo la cúpula terrorista encargó a los dos llevar el peso de la ofensiva post-tregua. De hecho, Martitegi y Goikoetxea, hoy convertidos en contrastados expertos en varios tipos de bombas, fallaron en sus primeras misiones. En su bautismo en Durango tuvieron que volver a activar la bomba tras un error de programación y casi estalla el artefacto en sus manos. Tampoco supieron activar el coche-bomba con el que el 10 de septiembre trataron de volar la Delegación de Defensa en Logroño. Aunque su jefe logístico, Aitzol Iriondo, preparó las dos ollas cargadas con 60 kilos de amonal, ellos fallaron en la activación. Otro error que salvó la vida al escolta Gabriel Ginés, herido leve por una bomba-lapa. Sin embargo, aseguran los mandos de la lucha antiterrorista, ambos han aprendido. En cinco meses han cometido ocho atentados en tres provincias sin un fallo. Ahora saben manejar complejas bombas-trampa para los artificieros, como las que colocaron el 11 de noviembre en los juzgados de Getxo o el 23 de febrero en un repetidor de Bilbao. También conocen el mecanismo para activar bombas-dobles como la del Viernes Santo en Calahorra. Ya no tienen problemas con los explosivos reforzantes, como el amonitol y otras sustancias. «Volvieron a Francia en noviembre para un rapapolvo y unas lecciones rápidas, y parece que aprendieron», se lamenta uno de los responsables de la Guardia Civil. «Demasiada suerte» «Ahora son más experimentados, pero sobre todo han tenido demasiada suerte», asegura desde Vizcaya uno de los policías que desde hace meses se encarga de seguir su rastro. Suerte porque algunos de sus ataques han sido muy osados. «Saltar una valla para poner una bomba en una comisaría de la Ertzaintza en Zarautz y que no te pillen o colocar a la carrera y ante las cámaras de seguridad artefactos contra las sedes del PSE en Balmaseda o Derio sin ser interceptado por una patrulla es cuestión de suerte», repite este mando policial que es experto en la lucha antiterrorista. También tuvieron fortuna de no ser pillados in fraganti cuando la Ertzaintza descubrió en un camino de Getxo un barril de cerveza con 30 kilos de amonal, que Martitegi y Goikoetxea tenían que recoger poco después.

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