Vuelo 723: destino final

«Este es el día que no queríamos ninguno que llegara. ¡Dios, qué pena!», lamentaban los trabajadores minutos antes de que aterrizara en el aeropuerto de León el último vuelo de Lagun Air. Procedente de Barcelona, antes de tomar tierra, el reactor -pilotado por el joven comandante Ángel- dedicó una pasada a sus compañeros que aguardaban en la pista su llegada. Con banderas de León, los numerosos trabajadores allí congregados aplaudieron la pasada y el aterrizaje a las 22.56 horas del reactor de Lagun Air que llegaba de la Ciudad Condal con 38 pasajeros y ocho tripulantes. Un pasillo recibió a los asombrados viajeros con aplausos y vítores de agradecimiento. El momento más emotivo se produjo cuando desembarcó la tripulación que guió al reactor a su destino final: el aeropuerto de León. Lágrimas y aplausos recibieron a los últimos trabajadores que abandonaron el avión. Con abrazos y palmadas de ánimo el grupo quiso inmortalizar el momento con una imagen de familia y el adiós a más de tres años de la segunda etapa de la compañía leonesa. El comandante Ángel -minutos antes de tomar tierra- comentó a sus pasajeros lo emotivo de ese vuelo, su intención de realizar una pasada antes de aterrizar y su deseo de verles de nuevo algún día a bordo. En tierra, la realidad. Hoy volverán a sus puestos de trabajo, pero a primera hora recibirán la comunicación por parte del gerente de la compañía, Plácido Sánchez, de que presentará esta misma mañana el expediente de regulación de empleo, comentándoles si tiene carácter temporal, definitivo o es de extinción. Entre los trabajadores, incertidumbre, mucha desilusión y decepción. Los últimos pasajeros no ocultaron tampoco su desconcierto ante la desaparición de Lagun Air, lamentando la merma de la oferta en las conexiones aéreas desde León y la falta de competencia. En la pista, quedaron aparcados los tres reactores de la compañía a la espera de destino. Lejos, muy lejos en la memoria, queda la imagen del primer vuelo, donde los políticos no perdieron la oportunidad de inmortalizarse con el acontecimiento. Anoche no había ninguno. Mientras, en la sede de la compañía empezaba la mudanza a medianoche.