Diario de León

| Entrevista | Salvador Cañueto Cañueto |

«Si me dan la libertad sin ayuda, ¿qué hago? Muero o robo para sobrevivir»

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De héroe a antihéroe. Salvador Cañueto Cañueto se carga de un plumazo en esta entrevista el mito del bandolero de Omaña, romántico sobrenombre con el que se le ha conocido durante los últimos años por cometer parte de sus robos en esta comarca leonesa. Es la primera vez que este hombre menudo, de mirada opaca y sonrisa abierta concede una entrevista para hablar de la leyenda que fue sembrando y de la que, dice, no se siente orgulloso. «Me llevó la necesidad», repite al justificar la sucesión de robos que ha cometido desde que en 1967 delinquiera por primera vez en una panadería de Ponferrada para llevarse un botín de unas 20 pesetas, con l as que compró un bocadillo de sardinas. Le detuvieron cuando se lo estaba comiendo. Salvador es hoy un hombre arrepentido y con miedo al futuro. Teme salir de la cárcel porque no tiene dónde ir. En Cáritas, entidad que le tutela durante los permisos penitenciarios, les preocupa que Salvador pueda acabar viviendo en la calle, como tantos ex presidiarios que quedan en libertad sin ayuda y en una situación personal difícil, aún más debilitada para Cañueto por su edad ya próxima a la jubilación. Se le pregunta si le gustaría ser indultado a través de la Cofradía del Perdón. «No es que me gustara o no me gustara. Si a mí me dan el indulto y me dejan en libertad, sin ninguna ayuda o trabajo, ¿qué hago? O me muero o tengo que robar para sobrevivir», afirma con la convicción de un ser acorralado. Su verdadero sueño es «tener un rebaño de ovejas» y dice que una vez estuvo a punto de formar su propia familia. De la suya, prefiere no hablar.

El encuentro se produce a la una de la tarde de un día de diario. Es la cuarta vez que el apodado bandolero de Omaña sale de prisión desde que en el 2005 fuera detenido y condenado a dos años de prisión por tenencia ilícita de armas y a tres meses más por un hurto en grado de tentativa. Atrás se quedaron 115 delitos más que la Guardia Civil le atribuyó y nunca pudo probar. Más que entrevista, con Cañueto fluye la conversación. Rechaza un puro. Es una fama inmerecida porque no tiene especial gusto por los habanos, como tanto se ha dicho. Y, desde luego, que nadie se espere un bandolero amenazante con trabuco y manta, sino más bien todo lo contrario. Salvador es sereno de gesto, algo tímido y trae como única arma su palabra de decir la verdad.

Salvador habla de su dura infancia, de cómo lo aprendió todo del monte -”«he vivido 40 años en el monte, pero por mí mismo no más de uno»-”, incluso de cómo ha aprendido a manejar el ordenador que controla la caja registradora del economato de la cárcel, donde trabaja unas diez horas por un salario de 248 euros. Su expediente penitenciario está impecable.

El anecdotario de este hombre adusto -”llega vestido con pantalón vaquero, botas de montaña y jersey polar-”y de marcado acento cabreirés es tan dilatado como el universo de estrellas que divisaba desde su escondrijo secreto: «Sólo te diré que estaba cerca de Astorga», confiesa. «¿Frío? ¡Esto hace 50 años era una broma!», comenta cuando oye las quejas de la gente caminando por la nieve en el centro de la capital leonesa.

-”Tiene que ser difícil vivir en el monte.

-”Eso es relativo. Hace poco oí de uno que estaba trabajando con un hermano en un olivar y de golpe y porrazo desapareció 14 años, sin tener problema ninguno. Y lo encontraron ayer o anteayer en una cueva. Vivir en el monte es muy relativo. Hay maneras y maneras, hay personas y personas: unos pueden malvivir y otros vivir muy bien.

-”¿Usted es de los que vivía bien?

-”Realmente yo en el monte no he estado más de un año, fíjate lo que te digo. Viviendo por cuenta mía no estuve más de un año. Siempre he trabajado con personas, de las que ahora no viene a cuento hablar. Ya sabes, yo en el monte vivía robando para sobrevivir. Nada más. No pretendía hacerme rico ni nada.

-”¿Se considera un bandolero?

-”No.

-”¿Entonces todo lo que se ha dicho de usted es leyenda?

-”Yo respeto las opiniones de todo el mundo, pero yo no soy un bandolero ni nada, fueron las circunstancias. Soy una persona que lucha por sobrevivir, pero no he pretendido hacerme rico. Si quisiera hacerme rico hubiera atracado un banco o una carnicería, pero nunca he pretendido nada de eso.

-”¿Quién es Salvador Cañueto?

-”Pues un niño que marchó de su casa a los diez años, inválido-¦ y no sé. Sin padre, ni madre, ni familia, ni nada. [

]

-”¿Qué recuerdo le queda de Marrubio, localidad de la Cabrera donde nació?

-”Yo marché a los diez años de allí. Después estuve otros tantos de pastor en Rimor (Priaranza del Bierzo), hasta los 21 más o menos. A continuación fui a Ponferrada y trabajé dos años de panadero y desde allí marché a Matarrosa del Sil y estuve un año también de pastor. Después volví a Ponferrada y ahí fue cuando hice el primer robo, en el 67. Fue cuando me metieron en la cárcel la primera vez.

-”¿Recuerda su primer botín?

-”Unos chicos y yo robamos una panadería y nos llevamos pesetas y reales. El dinero nos dio para ir a un bar a comer un bocadillo de sardinas, que no sé si de aquella valía 20 pesetas. Y cuando estábamos comiendo el bocadillo nos detuvo la policía secreta. Luego vine para Secarejo, en la zona del Órbigo. [Salvador se

].

-”En Secarejo hablan muy bien de usted.

-”Ahí el que fallé fui yo.

-”¿Y qué hizo después?

-”Después, como vine para el Órbigo, pues ya me quedé en la zona ésta. Estuve otros diez años de pastor, dos más trabajando en una empresa de forjados y otros dos con un carnicero. También estuve otros dos años en Otero de las Dueñas.

-”Caramba, pero si no ha parado de trabajar.

-”He trabajado muchos años.

[

].

-”¿Tiene móvil?

-”No, pero Eva -”la trabajadora social de Cáritas que se hace cargo de la salida de unos cien presos de Mansilla de las Mulas-” me lo tiene que prestar. Pero marcas tú, eh.

-”No me diga que se ha echado una novia.

-”Nooo.

-”Es usted joven, por qué no. ¿Cuántos años tiene?

-”Tengo un rollo que no lo sabes bien. Según el papel que me dan con el permiso nací en el 43 y según el DNI, en el 46.

-”¿El 26 de octubre, no?

-”Sea en el 43, sea en el 46, siempre el 26 de octubre.

-”Entonces, ¿en qué quedamos?

-”Nací en el 46.

-”De acuerdo. Retomemos la entrevista. Después de su primera condena, en 1967, hubo otras que le llevaron a la prisión de Cádiz, a la que no volvió tras un permiso. Se supone que, desde allí, regresó andando a León campo a través.

-Ӄse es tu error. [

].

-”Rectifíqueme.

-”En León me condenaron a 12 años de prisión. La mayor codena que tenía era por robo y era de cuatro años. Me aplicaron el triple de la mayor y me metieron doce años. Es el único caso que conozco que con esa condena te envíen fuera de León. Acabé en el Puerto de Santa María, en primer grado. Para que veas que te voy a quitar el error que sacaste en el periódico, a Cádiz llegué en el 83 y en el 85 me mandaron en segundo grado para Badajoz. En las dos prisiones estuve trabajando en cocina. Cuando llegué a Badajoz, pedían ayudantes de cocina en León y Herrera de la Mancha (Ciudad Real). Me mandaron para Herrera en el 87. Allí fue donde me dieron el permiso. Es el error que tienes cometido. Y desde Herrera no vine andando a ningún sitio porque una persona de León se hizo cargo de mí y vine en tren. Ésa es la persona que voy a llamar por teléfono.

-”Se ha dicho de usted que llegaba a andar hasta 50 kilómetros diarios.

-”Es un error.

-”¿Y después?

-”No volví a caer hasta el año 91.

-”Centrémonos ahora en ese año que vivió en el monte. ¿En qué época fue? ¿Qué hacía todo el día? ¿Contaba estrellas por la noche?

-”[

]. Era casi siempre verano. Sólo te voy a decir que estuve cerca de Astorga. No estoy muy seguro, pero entre el 99 y el 2005. Fueron esos años. Pero después ya no viví en el monte. Yo quiero que esos últimos años queden muertos.

-”Muertos están. Lo dicho. ¿Cómo es eso de vivir en el monte?

-”Robaba los chalés, llevaba la comida y poco más porque en los chalés no hay mucho más.

-”Alguna manzana robaría también del árbol.

-”¡Anda, y pimientos de la huerta! Mira, te voy a contar una. Una vez una señora se me apareció llevándole los fréjoles. Y me dijo: «¿Qué haces?». Le dije, tranquila señora que ahí se los dejo. Tengo otro caso, que entré en una casa de la que me llevaba un jamón y en ese momento entró un señor y me dijo: «Tengo un hijo enfermo y a la mujer enferma». Le dije: «Tranquilo». Abrí la puerta grande, porque había entrado por la terraza, y me marché. Allí le dejé con los jamones. Le podía haber dicho: «Oiga, que usted tiene aquí un puñado para comer». Pero nada más que me dijo eso de que estaban enfermos, dije: «Mira, ahí se queda». Y es un hombre al que me gustaría ir un día a ver.

-”¿Qué llevaba siempre consigo en la bolsa?

-”Cuando tuve arma, la llevaba en la bolsa.

-”Por cierto, por qué llevaba un arma si nunca tuvo intención de utilizarla, como se ha demostrado en el juicio.

-”Yo tuve una época mala cuando fue lo del juicio de San Feliz, que me metieron 14 años. Y aquel día si no llevo el arma a mí me matan. Sin embargo, a mí me cayeron 14 años por defender mi vida. Yo no intenté atentar contra ellos ni contra nada. Entré en una casa con la puerta abierta, no rompí nada. Sólo llevé comida y puros, que, por cierto, ahí viene la fama de que me gusta fumar puros. Me sorprendió una persona y entre esa persona y otras dos, con azadas, fueron corriendo por lo menos un kilómetro detrás de mí. Yo había dejado una 6,35 mm en la bolsa, ya te digo que a un kilómetro. ¡Y menos mal, porque si no me abren la cabeza!

[

]

-”¿Cuál es el mejor sitio para hacer una morada a la intemperie?

-”Yo siempre procuraba salir los veranos porque sabes que te puedes meter en cualquier sitio.

-”¿Cómo fue el momento de su detención?

-”Una perra pensó que era un corzo. Yo cogí la bolsa y salí y creí que eran cazadores; cazadores, por los cojones. Realmente, iban de caza, pero me cazaron a mí. Yo les pregunté si había por allí algún trabajo de pastor y me dijeron: «Sí, sí». Pero uno de ellos, en cuanto me vio la mano, ya sabía que era yo. [

].

-”Precisamente por su mano se le compara con el bandolero Antonio Bayo «El Rojo», a quien también le faltaban varios dedos. ¿Sabe quién es este cabreirés?

-”Sólo sé que un hijo puta que se apellidaba como yo se chivó de él, lo leí en un libro.

-”¿Qué le ocurrió en su mano?

-”Tenía siete años y yo iba con mi primo y otros dos o tres chavalillos. Mi padrastro y mucha gente de aquella trabajaba en la mina. Llevaban los pistones para las canteras y ¿nosotros qué hicimos? Pues que cogimos los pistones y los encendimos con un tizón o lo que fuera. A mí me tocó en la mano y a otro un poco en la pierna.

-”Una chiquillada, vamos.

-”Sí, que me dejó arruinado para toda la vida.

-”¿Tiene valorada su minusvalía?

-”Me la han denegado.

-”Pues eso le ayudaría para cobrar una pensión no contributiva y no volver a la calle cuando salga definitivamente de prisión.

-”Eso sería cojonudo, pero de momento no puede ser.

-”Tiene 62 años, así que aún puede trabajar otros dos hasta llegar a la edad de jubilación.

-”Es relativo, ¿y si nací en el 43?

-”Pues entonces ya se podría jubilar directamente.

-”[

]

-”¿Es cierto que la gente le dejaba comida en las ventanas?

-”No. Pero lo único que puedo decir es que nunca he tenido a la gente en contra.

-”Le quisieron atribuir más de cien robos.

-”117.

-”¿Sintió alguna vez impotencia por todo lo que se le quería imputar?

-”La abogada me decía, tranquilo porque nadie prueba nada. Uno puede decir: llevó diez jamones de esta casa, pero después no aparecen los jamones. ¿No vivía en el monte? Algún resto quedará. Eso es lo que mucha gente no ha comprendido.

-”Bueno, latas sí encontraron.

-”Es muy relativo, porque latas las deja un cazador.

-”En algunas zonas le llamaban el Latillas, por su presunta afición a las conservas. Se ha dicho que llegó a actuar en Palencia y Burgos.

-”Por ejemplo, yo en Palencia no he estado en mi vida. He estado siempre en León. Una vez he ido a Asturias y Galicia, pero fuera de León, jamás. La única excursión a la que he ido es con la gente de la cárcel. De los sesentaytantos años que tengo, más de 40 los he pasado en el monte, con ovejas, con cabras, con vacas-¦ Mira, eso te lo voy a contar. En Otero de las Dueñas estuve dos años trabajando para unos hermanos. Estaba cansado y les dije que me marchaba. Me dijeron que como me fuera que no me pagaban los meses que me debían. Yo marché y fue cuando acabé en Cimanes. Con el tiempo fui a Otero y les robé 40 cabras y las bajé a Cimanes. Allí me las quisieron comprar, pero yo no quise porque no quería hacer daño a nadie; eran robadas. Me detuvieron, devolvieron las cabras, yo no cobré y me metieron en la cárcel.

-”¿De cuántas tandas ha ido a prisión?

-”Primero, en el 67. Después, en el 75, cuando me embargaron las ovejas. Una persona de Secarejo que confió en mí me dio medio millón de pesetas de entonces para comprar ovejas. Tenía trescientas y pico o cuatrocientas, a la vez que trabajaba en los hornos. Ganaba mil duros cargando y descargando por la noche en la tejera. Pero me junté con unos asturianos y marchamos. Dejé tirada la orden de embargo y me pagaron lo que valía cinco millones de aquella con 62.000 pesetas.

-”¿Es verdad que usaba prismáticos?

-”Sí. Si quería controlar a alguien, tenía que llevarlos. Es más, me los mandaron a la cárcel y se los regalé a un funcionario.

-”Quién sabe si algún día acabarán en una subasta de Internet.

-”Como las latas de sardinas de La Bañeza, ¿no?

-”¿Qué mensaje le lanza a toda esa gente que idealizó su figura y en la que despertó tanta simpatía?

-”¿Qué voy a decir? Que hay circunstancias para lo de bandolero, circunstancias de la vida. ¿Qué quieres que te diga?

-”Desde luego su vida no tiene mucho de bohemia.

-”Ha mandado la necesidad.

-”Viviendo casi aislado no se habrá enterado de muchas cosas, supongo. Por ejemplo, ¿sabe lo que ocurrió el 11 de marzo del 2004 en Madrid?

-”Sí, hombre, cómo no me voy a enterar de eso y de lo de Barajas, y de todo.

-”¿Le interesan las noticias?

-”Sí, me gusta mucho. Me gusta escuchar y leeros a vosotros y a todos.

-”¿Sabe leer y escribir?

-”Poco, pero he ido aprendiendo.

-”¿Quién le enseña?

-”Yo sólo. Bueno, en la época de Secarejo yo iba de casa en casa y siempre había algún estudiante. En los años que llevo en el economato de la cárcel he estado estudiando allí con maestros, que son una maravilla.

-”¿Cómo se supera pasar de vivir de una manera tan nómada, tan a su aire, a estar privado de libertad?

-”Prefiero lo nómada que la cárcel, eso seguro. Todo es muy relativo. Hay personas que terminan mal, pero otros lo asimilan. Uno que tiene que cumplir 29 años, pues lo asimila así. Pero otro a lo mejor tiene que cumplir dos y no lo asimila.

-”¿Y en su caso lo ha asimilado bien?

-”Lo he intentado. Nunca he tenido problemas ni con funcionarios, ni con presos, ni con nadie. Llevo 16 años y nunca he tenido un parte, ni una sanción, ni nada.

-”¿Y qué le ha dado Cáritas?

-”Pues si no es por ellos, no podría salir de la cárcel.

-”¿Se puede ser libre en la prisión?

-”En la cárcel no puedes ser libre. Yo estoy libre cuando voy por la plaza de la Catedral o cuando voy a pasear. En la cárcel nunca eres libre.

-”¿Cómo ha pasado estos últimos años entre rejas?

-”Estuve ocho meses en el módulo 3 y luego me pasaron para el 14. No son módulos terapéuticos. Ahora llevo un año y medio en el economato.

-”¿Y qué hace allí?

-”Dar el café a mis compañeros. Ahora ya no hay monedas y cobramos con el ordenador.

-”¿Ha aprendido a manejar un ordenador?

-”Bueno, a cobrar con la máquina.

-”¿Se le da bien hacer cuentas?

-”Eso va por precios, así que marcas el precio y no tienes problema. Pero estuve casi nueve años llevando el economato de la cárcel vieja y allí sí, allí era con un bolígrafo.

-”¿Qué ha aprendido este tiempo en prisión?

-”Muchas cosas. Hay personas buenas-¦ ¿Qué quieres que te diga, Marco? [

]

-”A lo mejor ha aprendido a ser mejor persona.

-”Lo único que puedo decirte es que nunca he tenido problemas con nadie. Puedo tener una discusión por cualquier tontería, pero nunca he tenido enemigos.

-”¿Se ha acostumbrado bien a la cama de la cárcel?

-”Bueno, te acostumbras bien.

-”¿Y la comida?

-”Bien, no hay problema. Yo gano en el economato 248 euros y si quiero puedo comprar algo allí para comer.

-”¿Con los compañeros, bien? ¿Cómo se presenta ante ellos?

-”A mí me llaman el bandolero.

-”No me imagino a usted llegando a prisión y diciendo: soy el bandolero de Omaña, quietos todos.

-”Lo dicen ellos, eh. Yo nunca he dicho que sea el bandolero de Omaña. El otro día me reconoció el camarero de un bar, así que para qué quiero más.

-”Supongo que convive con violadores, terroristas, maltratadores, etcétera. ¿Cómo lleva el trato?

-”Un violador puede ser un violador, pero igual en la cárcel es una gran persona o puede ser el mejor amigo que tengo allí. Yo doy un café a un violador, a un terrorista y al funcionario que está en la cabina. Para mí son todos iguales.

-”Dicen que es usted muy generoso con los demás.

-”Más quisiera, pero no se puede.

-”¿Ve El coro de la cárcel?

-”Sí, muchas veces. Pero ya se acabó.

-”¿Participaría?

-”Nooo, yo canto muy mal.

-”Hablemos de futuro. ¿Sabe lo que va a hacer cuando quede totalmente libre?

-”Yo qué sé. Estoy intentando conseguir una paga o una ayuda. A ver si me dan algo de pastor por ahí o algo. He solicitado lo de la paga, pero me la han denegado.

-”¿Y qué es lo que más le gustaría hacer en la vida?

-”Tener un rebaño de ovejas. Antes, porque estaba quebrantado, pero me lo ofrecieron. Me daban mil ovejas a medias, pero no podía aceptarlo.

-”Por cierto, ¿cuánto le queda para cumplir su condena?

-”Si me aplican la reducción, poco más de un año.

-”Está en segundo grado penitenciario. ¿No le darán nunca el tercero?

-”No creo por la sencilla razón de que no tengo contrato de trabajo,no tengo opción de trabajo, no tengo familia, no tengo casa-¦

-”¿Cómo que no tiene familia?

-”En Inglaterra. Yo tenía unos 14 años cuando se marcharon. De aquella jamás les volví a ver hasta hace dos años que vinieron mi padrastro, mi madre y un hermano que tenía dos años cuando se fueron. Mi madre tenía 84 y él 87 y les vi muy bien, la verdad.

-”¿Le hizo ilusión verlos?

-”Claro, aunque no les conozca, claro que sí. Sé que tengo una hermana en Barcelona, me lo dijeron ellos, y nada más.

-”¿Le gustaría retomar el contacto con su familia, una vez salga de prisión?

-”Cómo quieres que te lo explique, Marco. Yo a mi familia no la conozco. Para mí es más familia Eva -“la trabajadora social-” que ellos.

-”¿Le hubiera gustado formar una familia propia?

-”Claro que me gustaría. Estuve a punto y falló cuando lo de las ovejas. [

].

-”¿Se siente expulsado de la sociedad?

-”No me siento expulsado de la sociedad, creo que he sido más bien yo el que ha ido contra la sociedad. El que ha metido la pata he sido yo.

-”¿Quiere perdir perdón por algo?

-”No perdón, pero fue un error fallar a todos.

-”¿Tiene amigos?

-”En la cárcel, un puñado. Y en la calle, también muchos.

-”Sabe que la Cofradía del Perdón pide todos los años el indulto para un preso. ¿Le gustaría ser usted?

-”Estamos en lo mimo, Marco. No es que me gustara o no me gustara, pero si a mí me dan la libertad hoy, ¿qué hago? Dame una explicación. El juez de Vigilancia Penitenciaria me lo dice en los escritos, no me pueden dar el tercer grado ni la condicional porque no tengo dónde ir a menos que la casa de acogida se haga cargo de mí. Sí a mí me dan el indulto, sin ninguna ayuda, ¿qué hago, tengo que seguir robando? O me muero o tengo que robar para sobrevivir. Es que no hay otra opción, piénsalo. Yo hoy salgo en libertad. Supón que yo puedo trabajar de pastor, pero vamos al caso de que no lo encuentre porque voy a tener 63 años y estoy inválido. ¿Qué hago?

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