Diario de León

Las prostitutas se desplazan desde otras zonas de León hacia el Bierzo, donde el sector se mantiene especialmente vigoroso

La crisis reduce a la mitad el volumen de negocio en los prostíbulos de León

Los 40 clubes de alterne de León han perdido entre cinco y siete millones de euros este año

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«A las dos de la madrugada ya no hay ambiente. Son las peores Navidades que he vivido en los 20 años que llevo en este negocio», se lamenta José Luis Leite, propietario de clubes como el Big Ben o el León de Oro y miembro de la Junta Directiva de la Asociación Nacional de Empresarios de Locales de Alterne (Anela).

Los empresarios de León han reducido su facturación «entre un 40% y un 50%» durante los diez primeros meses de este año con respecto al mismo período del año anterior. Este recorte del volumen de negocio se ha traducido en la pérdida de empleos directos, como camareros, cocineros o empleadas de limpieza, según recoge el último balance económico realizado por la Asociación Nacional de Empresarios de Locales de Alterne (Anela).

Y no se habla de cifras baladís. Según los datos que maneja la Guardia Civil, en el 2006 había censados en la provincia de León un total de 40 prostíbulos -”30 en la demarcación de la Benemérita y diez más en las ciudades de León y Ponferrada-”, en donde 400 mujeres, 280 de ellas en clubes de carretera, ofrecen sexo por dinero. Esta práctica mueve al año entre 12 y 14 millones de euros, por lo que las pérdidas están tambaleando uno de los negocios más productivos de la provincia, sobre todo si se tiene en cuenta que aporta más salarios que cualquier gran empresa.

Sin embargo, la crisis va por barrios. Las pérdidas son genéricas en los establecimientos de alterne, pero en el Bierzo el negocio se está manteniendo especialmente vigoroso. «Hay una actividad muy intensa en esa zona y lo que está ocurriendo es que se abren nuevos negocios y las mujeres que hasta ahora trabajaban en otras zonas se están desplazando al Bierzo porque es donde ganan dinero», explica Leite.

La asociación que representa atribuye esta situación, además de a la crisis económica que vive el país y que afecta a la mayoría de los sectores económicos, a la falta de regulación de la prostitución por parte del Gobierno, lo que ha generado una economía sumergida de prostíbulos clandestinos en pisos y plantas bajas sin ningún control sanitario y provocando molestias a los vecinos.

«La crisis empezó a notarse justo después de las elecciones. Hay muchos menos clientes y, sin embargo, más señoritas que piden plaza en los hoteles». En primer lugar, la crisis se ha dejado notar en el número de consumiciones que los clientes piden. «Antes, un cliente pedía tres copas o más. Sin embargo, ahora se gastan menos dinero y algunos apuran la consumición hasta que se derrite el hielo», explica el encargado de un local de alterne.

«Falta alegría. Y en este ambiente se nota porque siempre ha sido una válvula de escape. Otros años venían pandillas a tomar las copas y a celebrar las Navidades, pero este año está siendo penoso. De hecho, las señoritas han cogido vacaciones porque no hay nada».

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