Diario de León

Tenían unos cables casi invisibles para matar a los agentes que fuesen por la bomba «cebo»

ETA buscó una matanza de ertzainas en Hernani con dos bombas-trampa

De madrugada estalló un artefacto en un repetidor de televisión que incluía una celada

Un agente de la Ertzaintza vigila los accesos al repetidor de televisión

Un agente de la Ertzaintza vigila los accesos al repetidor de televisión

Publicado por
Joseba García
León

Creado:

Actualizado:

bilbao

Sólo la prudencia de la Ertzaintza evitó una matanza. Los artificieros de la policía autonómica lograron desactivar hoy dos sofisticadas bombas-trampa que ETA había preparado en los accesos a un repetidor de telefonía, internet y televisión en la localidad guipuzcoana de Hernani. Los artefactos estaban listos para activarse cuando los funcionarios, en plena noche, tropezaran con unos cables casi invisibles al acercarse a revisar los daños provocados por una bomba -˜cebo-™ que estalló durante la madrugada de este viernes. Pero los agentes, cautos, prefirieron posponer la inspección hasta disponer de luz diurna.

La emboscada, según mandos de la Ertzaintza, estaba «perfectamente diseñada». Nunca antes ETA había preparado una cadena de trampas tan complicada. Los terroristas comenzaron a tejer la encerrona a la 1:00 hora de la madrugada. Sin aviso previo, un artefacto de mediana potencia estalló junto a la caseta de la antena repetidora, situada en paraje apartado del barrio de Santa Bárbara, en Hernani. El estallido se escuchó en toda la comarca y dejó sin servicio a los abonados de la zona. Según los primeros análisis, ETA usó en ese primer artefacto unos ocho kilogramos de amonitol, una mezcla de amosal y nitrometano, explosivo de alto poder destructivo.

De inmediato, varias patrullas se trasladaron a las inmediaciones, pero enseguida llegó la orden taxativa de los responsables de la Ertzaintza: nadie debía acceder al área más cercana al repetidor hasta que no llegara el día. En el recuerdo, dos recientes ocasiones, en febrero y abril del pasado año, en las que ETA había hecho estallar pequeños artefactos en repetidores de Bilbao y de Lapoblación (Navarra) como cebo para cazar después a los agentes con otras bombas-trampa mucho más potente. Las patrullas se limitaron a constatar desde puestos de observación alejados que la bomba no había provocado daños personales, sólo desperfectos a las instalaciones. Con las primeras luces del día, la Unidad de Explosivos de la Ertzaintza comenzaron a inspeccionar la zona palmo a palmo y con sumo cuidado. Minutos después confirmaron sus sospechas: todo era una encerrona para atentar contra los agentes.

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