«León está en todas las raíces y las fuentes de España»

león

Resulta que «a León, a base de no nombrarle, se le ha hecho desaparecer». Pero Juan Pedro Aparicio (León, 1941) tiene la suerte de ser escritor y saber nombrar las cosas, como muestra su ensayo Pugnas, heridas, capturas, expolios y desolaciones del viejo Reino, en el que se apunta la reivindicación leonesa de León . «Quizá, la mejor síntesis del leonesismo que se ha escrito», como analizó ayer Javier Chamorro para festejar el nombramiento del literato leonés, con consenso de todas las instituciones, como comisario de los actos de conmemoración del 1100 aniversario del Reino de León.

Entre tanta amalgama y paradojas -”que Castilla sea parte en el reconocimiento es como si Chequia se suma a la exaltación nacional eslovaca-” la presencia de Aparicio pone cordura en un proyecto con derivas políticas. Malas costumbres que parecen atenuadas y entre las que el escritor ve «buena voluntad por parte de todas las instituciones implicadas para poder hacer una adecuada planificación de los actos». «Cuidaré que los colaboradores que trabajen en el proyecto sigan con entusiasmo el objetivo que creo debe tener: hacer un reconocimiento de la historia de León, no como algo inerte, sino con proyección de futuro», como propone el comisario de las celebraciones, quien hasta el verano se mantendrá en su cargo de director del Instituto Cervantes de Londres.

Aparicio afronta el reto desde el convencimiento de que «León tienen un pasado histórico que puede potenciarse como valor de presente». Una postura que intentará plasmar en un calendario de actividades que refleje, como si se tratara de la primera estrofa del himno leonés, que «León está en todas las raíces y las fuentes de España: democráticas y de otro tipo, caso de las energéticas, como demuestra con la minería o el agua».

«Si logramos que los compatriotas conozcan al menos esto, yo me daré por satisfecho», concede el escritor leonés, quien fija que, antes de buscar el escaparate internacional, «este sería un buen primer nivel: dar a conocer a esa bella desconocida que es León, porque aunque las raíces estén ocultas son las que dan la vida».

Finalista del Premio Nacional de Literatura en 1986 con El año del francés y ganador del Premio Nadal en 1989 con Retratos de Ambigú , el literato leonés se ha caracterizado durante toda su carrera por una férrea defensa de la identidad leonesa, sobre la que ha vertido su ironía en entrevistas como la que recoge Literaturas.com, donde afirma que «León, a tenor de los políticos es la única nacionalidad, región o lo que sea, -˜no histórica-™ de España. Eso es fantástico. Somos -˜no históricos-™. Creo que eso ha favorecido mucho nuestra literatura. Sin pretenderlo en cada línea que escribíamos ya había algo de magia. Somos como Comala, una realidad tan singular que no está en el tiempo de los vivos, porque no está en la historia».

Ahora, Aparicio, quien creó por sí mismo con palabras el espacio que hizo de ferro el Transcantábrico, se sitúa en el centro del órgano creado para rescatar la historia y buscarle una aplicación práctica, alejada de manuales de ESO bastardos y tendenciosos, en la que rescatar la propiedad de un reino creado en el 910 y que albergó por primera vez en Europa unas cortes democráticas en las que se sentó el tercer estado.

«La ocultación que padece León es tan inmensurable que ya forma parte de su misma esencia. León y su ocultación pueden considerarse términos sinónimos», dejó escrito en su ensayo sobre el leonesismo. Si consigue volver a Qué tiempo tan feliz habrá que reconocer Lo que es del César .

Por lo menos, que no haya que recitar lo mismo que Máximo Calvo Soto: «Que dicen que ya no soy ciudadano de mi tierra».