Otra vez la casa de Guadalix

¿Hay un espíritu común que identifique a los habitantes de Gran Hermano ? ¿La casa atrapa? ¿Hay solidaridad entre sus miembros? ¿Cómo se siente una persona al perder por completo su intimidad? Los responsables del célebre espacio han querido que los propios periodistas vivan por dentro en la casa-plató de Guadalix de la Sierra, en idénticas condiciones que lo han hecho los concursantes, vigilados durante 24 horas por el ojo de la cámara. Esta es la síntesis de la experiencia. Es mediodía del sábado 13 de septiembre. Los directivos de Zeppelin habían dirigido a distintos medios y periodistas una invitación para experimentar la convivencia en GH en las mismas condiciones que los concursantes pero sólo durante 24 horas. Un grupo de doce redactores nos disponemos a entrar. Hay que despojarse de relojes, cámaras, grabadoras, incluso de lápiz y papel. A todos los colocan los dispositivos técnicos de rigor para estar vigilados allá donde nos desplacemos dentro de la casa, que cuenta con un pequeño jardín donde se puede divisar una montaña, la única conexión con el exterior. También hay una pequeña piscina con jacuzzi en otro espacio del recinto. La casa-plató es moderna y cómoda, un poco más pequeña que la apariencia que se traslada a la televisión. Entre las circunstancias que chocan para que el habitante se de cuenta que no va a pasar un fin de semana en un hotel es la fuerte instalación de luces del recinto que proporcionar un calor ambiental a veces sofocante. No es de extrañar que los concursantes se vistan como si estuvieran en la playa, se coloquen gorros y gafas de sol. La luz, el calor, invitan a despojarse de ropa y tirarse a la piscina...