Retratos de un viaje al interior

El veterano fotógrafo zamorano Tomás Alonso Chamorro mira a través del visor de su cámara con ojos de pintor. En unas ocasiones es paisajista de amplios horizontes, escrutador de las ondulantes llanuras de Castilla, en otras disecciona la belleza total de los grandes monumentos, para quedarse con pequeñas porciones perfectamente digeribles, fragmentos que guardan en si mismos su parte del alma total de la gran arquitectura. Otras veces se enfrenta con paredes ignoradas donde los viejos canalones son como los cauces de esos ríos invisibles que caminan inexorables hacia ese final obsesivo que, como decía el poeta, es el morir. Y, finalmente, en algún apartado de su obra, descubre con el ojo desmesurado del búho los más íntimos secretos de las grietas y las piedras, las texturas que los elementos imprimen en los muros de los viejos edificios como señal indeleble del pasar del tiempo. Y quedan aún sus poéticas visiones de los entrañables escenarios urbanos para completar una visión personal e intransferible del mundo que le rodea. La obra de Tomás Alonso Chamorro es, además, absolutamente clásica en su técnica, sin arreglos, sin manipulaciones, limitándose el artista a ser singular testigo del tiempo y el espacio en el que le ha correspondido habitar. El artista emplea el color con mesura, recreándose en las atmósferas veladas por la bruma, en los paisajes vistos entre dos luces, en los detalles escondidos en las sombras... o en las sobras mismas, que a través de su objetivo son capaces de convertirse en protagonistas máximas de la obra.