La oscuridad de un clásico

Clint Eastwood dirigió su primera película en 1971 ( Escalofrío en la noche ), es decir, tras haberse dado a conocer con los tres míticos westerns de Sergio Leone y justo antes de su salto a la popularidad con la serie de Harry el Sucio . Precisamente, ese éxito en las taquillas y su supuesto encasillamiento como tipo duro, eclipsó en buena medida la personal carrera como creador de Eastwood, que injustamente no empezó a ser reconocida hasta finales de los 80 (nunca es tarde para reivindicar películas previas como Primavera en Otoño , El Aventurero de Medianoche o El jinete pálido ). Con obras geniales como Sin Perdón , Los Puentes de Madison o Un Mundo Perfecto , Eastwood abandonó definitivamente su imagen estereotipada para sumergir su cine en estudios de seres humanos perdedores, frustrados y sin redención posible. Million Dollar Baby no es una película de boxeo, o no sólo de boxeo. Eastwood da vida a ese perdedor sin esperanzas del que hablábamos, que intenta redimir su oscuro pasado con una joven promesa (Hillary Swank) en busca de una figura paterna. El boxeo funciona como perfecta metáfora de la vida y sus golpes, suciedades e injusticias. La tenebrista y excelente fotografía es otro símbolo de la oscuridad de la historia que termina por adentrarse en lo más profundo de los sentimientos de los personajes sin juicios manipuladores o poéticas escenas que otros cineastas han empleado no hace tanto. Tal vez Million Dollar Baby no sea una película tan magistral como las citadas o con personajes tan geniales como los de Mystic River, pero Eastwood, casi con 75 años, sigue haciendo Cine con mayúsculas y es mundialmente aclamado y premiado.