Diario de León

«El del vino tinto es el camino a seguir»

Juan A. Pérez Blanco y José L. González.
ÁBREGO

«Hablar de vino es hablar de tinto y lo cierto es que, pese a la tradición del clarete, se están haciendo muy buenos tintos. Es el camino a seguir». Juan Antonio Pérez Blanco llega a la vinicultura con uno de los proyectos más ambiciosos de la DO Tierra de León. Y con un vino que dará que hablar.

José L. González Álvarez está al frente la bodega que como proyecto liderasu suegro, Juan Pérez Blanco,con apoyo detoda la familia.

José L. González Álvarez está al frente la bodega que como proyecto liderasu suegro, Juan Pérez Blanco,con apoyo detoda la familia.

Publicado por
Rafael Blanco
León

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E l leonés no tiene trastos en casa, tiene telares; no cotillea, cucea; no se hace daño, se manca ; no gesticula, hace esparavanes . En León no llueve poco, pintea . Y el leonés no conversa, pega la hebra ». El cazurro cartel promocional del vino más leonés que pueda elaborarse —lo que toda la vida fue clarete es ahora rosado— se complementa con una somera explicación en la etiqueta de la botella: «En el habla coloquial de León la expresión ‘pegar la hebra’ significa entablar una conversación que se prolonga y enreda. Y suele ocurrir cuando compartimos un buen vino en grata compañía. Disfruta de este vino y anímate a pegar la hebra».

Pegalahebra es el vino —serán los vinos— con el que Bodegas Ábrego SL se presenta en el mercado. Quien está detrás de este gran proyecto vinícola es, paradójicamente —o no tanto—, el mayor productor-embotellador de la provincia (Zerep Carbónicas y Aguas SA) de aguas, gaseosas, refrescos, mosto... y ahora también cerveza. Juan Antonio Pérez Blanco, Zerep en la inversión de su primer apellido, ve una relación muy lógica en todo ello: «El vino lo tenía en mente desde hace años porque inevitablemente va ligado a lo nuestro. Siempre he tenido en el recuerdo, y en la admiración, a muchos viejos bodegueros leoneses, grandes empresarios. Y luego había mucho empeño en la familia por hacer algo así».

Ese algo así, todavía inacabado, es una gran bodega en el casco urbano de Valdevimbre, en la zona de mayor actividad vinícola y grastronómica. Las modernas instalaciones que albergan medios de vanguardia, como un tren de embotellado para 5.000 unidades/hora, abrazan una cueva tradicional que Pérez Blanco compró hace 25 años. En esa bodega histórica que perteneció a Cándido González llegaron a elaborarse 4,5 millones de litros de vino al año. Algunos de esos viejos depósitos de obra, magníficamente conservados, ahora rehabiltados y dotados de equipos de frío —quince de distintas capacidades— podrían vinificarse 400.000 litros de mosto. En ellos fermentarán los blancos y rosados, mientras los tintos lo harán en cuatro depósitos de acero de 30.000 litros.

Ábrego, que no tiene viñedo propio y compra uva en el entorno más próximo, ya elaboró en su primera campaña 200.000 litros de vino y ese es el objetivo para la próxima. De esa producción la bodega ya sacó al mercado el rosado, pero está pendiente de poner en marcha su propia embotelladora para 20.000 litros de Verdejo y una parte de los 50.000 de tinto, porque la otra irá a las 60 barricas en proceso de selección y compra. «Porque hablar de vino es hablar de tinto. Un tinto con seis u ocho meses en madera, más amante y que se deje beber... pero no demasiado», reflexiona y bromea Pérez Blanco.

La bodega completa la actividad con Trébede , una segunda línea de vinos de mesa en blanco, rosado y tinto que de momento van en botella convencional pero de inmediato aparecerán en plástico con tapón de rosca, una idea que ilusiona especialmente a su propietario: «Hay cosas a las que tenemos que ir porque el mercado las demanda y lo que el mercado pide es un vino de 80 céntimos en una botella práctica y que además sea fácil y cómodo deshacerse de ella».

Una y otra línea de vinos llegan al mercado a través de la red de distribución propia, algo que garantiza su presencia en un gran escenario comercial y geográfico.

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