un alto en el camino

La que era la casa del médico allá por los años cincuenta ha sido el embrión del Albergue de Peranzanes, ubicado en un alto del pueblo que lleva el mismo nombre y completado en los últimos años con nuevas estancias, caso de cuatro bungalows y las viejas escuelas, un caserón que hace más de 35 años dejó de funcionar y ahora hace las veces de alojamiento de turismo rural, totalmente reformado.

Son, en total, cerca de cuarenta las plazas repartidas en estancias independientes y que tienen un nexo de unión, el restaurante-cafetería que completa las instalaciones y en el que el turista puede degustar auténticas exquisiteces que siguen, todas ellas, un patrón común, el de la cocina tradicional y hecha como en casa. En los fogones del restaurante del Albergue de Peranzanes se elaboran tres platos estrella: el bacalao, los callos y el pollo de corral casero. Menú que se completa, más de cara a la temporada invernal, con un cocido a base de chorizo, oreja y botillo elaborado en casa.

Todo en el Albergue de Peranzanes tiene gusto a hogar y además, desde cualquier de sus rincones las vistas son inmejorables, pues está ubicado en un alto desde que puede verse todo el pueblo de Peranzanes y la naturaleza que lo envuelve. Cada uno de los cuatro bungalows tiene capacidad para cuatro personas y está totalmente equipado con salón-cocina y baño con hidromasaje. En lo que era la casa del médico, el alojamiento es tipo albergue y en las viejas escuelas, el interior se divide en habitaciones dobles y de matrimonio.

Además, este alojamiento es el punto de partida perfecto de diversas rutas de senderismo o bicicleta.