De viaje a
valdelugueros
De sus puentes romanos y medievales a la Ruta de las Cascadas del río de Faro, de sus cumbres a las verdes praderas, de la cueva de Coribios a la playa fluvial en Lugueros. Tierra antaño de reyes y nobles, cada uno de los doce pueblos que integran este municipio de la montaña central recoge los vestigios de un rico patrimonio
Uno de los principales reclamos turísticos de Lugueros es su playa fluvial, donde propios y extraños se divierten a lo largo de toda la temporada estival bañándose en las aguas del río Curueño.
La montaña central leonesa aloja en su interior un bello y extenso municipio conocido por sus molinos tradicionales, por las obras de arte religioso provenientes del románico popular leonés y sobre todo por su conjunto de puentes romanos, medievales y de la edad moderna que jalonan la Calzada romana de La Vegarada. Hablo de Valdelugeros, lugar antaño de reyes y nobles cuya huella queda hoy patente en diversos restos de castillos, monasterios, torreones y despoblados.
Integrado por doce localidades, ha sabido aprovechar su eminente riqueza natural atrayendo así un turismo ávido de experiencias al aire libre, de senderismo, de un patrimonio histórico al alcance de pocos y sobre todo deseoso por desconectar del mundanal ruido pero sin renunciar al confort.
De sus innumerables rutas destaca especialmente la de los Puentes Romanos y Medievales de la Calzada de La Vegarada, que conduce desde el puente romano de los Verdugos o del Ahorcado —en plenas hoces de Valdeteja— hasta el paraje de La Campera de la Manzanilla, pasado Redipuertas.
Y de los puentes a las cumbres, ruta que parte de Redilluera hacia Canseco. Se caracteriza por ser una ruta mixta de valle y senderismo de alta montaña, alternando carretera asfaltada, camino parcialmente empedrado, monte limpio y camino de tierra.
Una de las más singulares es la Ruta de las Cascadas del Río de Faro que muestra tesoros vivos como el Saltón, el Corral del Concejo, el prado de La Mayaduela, el arroyo del Cándano, la Majá de Tala y la de Sidorón o los Prados de Faro, entre otros.
Otras dos alternativas son la Ruta Verde —cuyo recorrido retoma el antiguo camino comunal que enlazaba Valdeteja con Valdorria— y la Ruta Arintero-Valdehuesa, sendero de pequeño recorrido que se une los ríos Curueño y Porma.
Otro reclamo es la Cueva de Coribios, en Llamazares, cargada de pequeños elementos geológicos singulares que dotan a este capricho de la naturaleza de una originalidad diferente a las típicas estalactitas y estalagmitas.
Y aunque la temporada ha concluido ya, Valdelugeros es un reclamo de calidad para los amantes del esquí, ya que dispone de un área integrada en la Estación de San Isidro, en su vertiente que da al Curueño, sobre terrenos de Redipuertas. Está a sólo 68 kilómetros de la capital leonesa.
Mención aparte merece su gastronomía, cargada de embutidos, chacinería, caldereta, lechazo asado, pollo de corral o el cocido montañés. Todo ello conjugado en bares, restaurantes, hoteles y casas rurales de nivel, perfectamente preparadas para facilitar el descanso de los viajeros.
Y cómo no, cada uno de los pueblos de Valdelugeros bien merece su propia visita, para contemplar las casas de tosca construcción en Arintero; las aguas arremolinadas de Cerulleda; los arándanos de La Braña; los praderíos y laderas de Toribia de Abajo y Toribia de Arriba o el arbolado frutal de Valverde de Curueño.
