Diario de León

De viaje a

Bembibre

Fue, de siempre, la tierra del buen vivir. ‘Bene vívere’ en latín. Dicen que de ahí Bembibre. Qué importa que las crónicas digan que su nombre procede del prerromano ‘Paemeiobriga’, la ciudad entre dos ríos, la vieja Interamnium Flavium. Es territorio de larga historia. Bien merece un paseo, ahora que celebra las fiestas de su afa mado Cristo.

L. DE LA MATA

L. DE LA MATA

Publicado por
S. Vergara Pedreira
León

Creado:

Actualizado:

Cuentan las crónicas que aquel domingo 7 de octubre de 1934, a las 11 de la mañana, doscientos revolucionarios de la cuenca del Sil bajaron de las montañas y tomaron Bembibre. En filas de a ocho, con jefes de escuadra, pistola al cinto y voces de mando, tomaron la villa ante el asombro de sus gentes. Después, la historia se vuelve revuelta. Con la iglesia en llamas, salvaron la imagen del Sagrado Corazón con su túnica grana y la dejaron en mitad de la plaza con un letrero que rezaba: ‘Cristo Rojo, a ti respetamos por ser de los nuestros’. Y así fue como el Cristo de Bembibre, que había sobrevivido a ocupaciones, guerras y revueltas, se salvó de nuevo milagrosamente.

Bien merece un paseo la capital del Bierzo Alto y esta célebre historia que ha dado el salto a libros y enciclopedias, ahora que se celebran las afamadas fiestas del Cristo, en honor a su patrón.

Porque del buen vivir está lleno Bembibre. Bares y restaurantes donde degustar la gran cocina clásica berciana, botillo incluido, con o sin toques vanguardistas. Pero hay mucho más.

La capital de la cuenca del Boeza mantiene trazos de la villa medieval que fue. Y aunque el castillo sea hoy plaza y haya desaparecido la aljama judía, se conserva la red de intrincadas callejuelas. Y donde no, siempre queda la imaginación.

Siguen en pie las iglesias de San Pedro, de origen románico, incendiada en la revolución del 34, y el santuario del Ecce Homo, neoclásico levantado en medio de un romántico jardín.

Pero no todo son vestigios de un pasado de esplendor, de los tiempos en que fue repoblada por Alfonso IX, el rey al que costó un triunfo gobernar en estas tierras, pero aquí llegó, y le dio fuero. Corría el 1198. De ahora, de estos tiempos hay ejemplos en el Bembibre Arena o en el acristalado Teatro Municipal, y de la nueva arquitectura industrial en algunos de los edificios de su polígono.

Por sus calles bajarán hoy los pendones. Desde el Santo a la plaza Mayor. Olvidadas ya la batallas medievales, se levantarán como lanzas al cielo para señalar el camino del festejo. Buen momento para conocer Bembibre, su paisaje urbano y su paisanaje. Y regresar el domingo, por ejemplo, al concurso de entibadores y la romería del Ecce Homo. Y después de degustar las viandas de esta tierra en mitad del vergel del Bierzo, poner perspectiva para vislumbrar los terrenos que fueron el Señorío de Bembibre, desde el valle del río Noceda al del Tremor, desde la peña de Congosto a los Altos de Brañuelas. Una vista panorámica para comprender por qué, fuera o no el origen de su nombre, es territorio del buen vivir.

tracking