La Vid de gordón

«León es tierra de mil rincones, de mil bellezas. Se multiplica estos días en que el milagro de la renovación de la naturaleza es pródigo en sensaciones. Un paseo por la montaña merece la pena. En la carretera hacia Asturias, La Vid de Gordón. Aparque junto a la iglesia. Al otro lado del ferrocarril y la carretera, la referencia se centra en unos salientes rocosos que están en la parte superior de la loma en que se encuentra. Pronto, en esa dirección, encontrará el sendero que lleva a la ermita. Tres cuartos de hora. Despacio. Gama de colores de su flora diminuta. Intensidad olorosa. Robles. Apenas vista la ermita, casi colgada sobre la roca, contemple. El espectáculo es suyo. Frente al camino hecho, La Vid, recoleto e íntimo. Más allá, Ciñera, solo en parte, y, al fondo, el Cueto de San Mateo, que se alza, robusto y firme, como vigía de la comarca. Abajo, a la izquierda, bajo las montañas, rasgadas y tajantes, el paso de ‘La Gotera’: contemplado desde aquí, hace comprensible la leyenda del dragón. Y a la espalda, Villasimpliz, patria de Vaca Moca, el primer bandolero leonés. No tenga prisa. El camino de vuelta, repetido, también es fácil. Verá un faedo, si no lo ha visto ya. Cerca, el renombrado de Ciñera. Puede comer por estos tajos y veredas. De campo y bocadillo. Si prefiere opciones de mesa, Villamanín, Ciñera y Vega tienen buenas ofertas gastronómicas. Reserve, por si acaso. Nunca olvide que los descubrimientos se enriquecen sobre todo con la mirada personal.