Agua bendita

E l poder de sus aguas era conocido desde la antigüedad, desde mucho antes de que los romanos se asentaran en el lugar y levantaran un impresionante complejo para aprovechar el valor curativo y relajante de las caldas naturales que la naturaleza condujo entre grietas, llevó al fondo de la tierra, enriqueció con minerales y presionó hasta arder y luego dejó que saliera al exterior convertida en agua bendita para el cuerpo y las almas.

En esos baños públicos romanos, un conjunto de edificios que debió tener 2.500 metros cuadrados, en donde se fusionaba el lugar para la salud y la higiene y el punto de encuentro social para intercambiar opiniones, sensaciones y cerrar pactos políticos, sobre ese espacio único se levanta ahora el Balneario Hotel de Lugo. Y no hay que imaginar mucho para saber cómo eran las termas romanas pues en los sótanos de un edificio que está declarado Bien de Interés Cultural desde 1931 están dos de las salas usadas hace por los romanos, el apodyterium, el vestuario utilizado por los usuarios de aquella época, y una de las salas de baño, convertida ahora en un pequeño museo donde se exponen la aras romanas encontradas en las excavaciones arqueológicas.

Ahora, ese bellísimo edificio es un hotel en el que se puede descansar después de tomar los baños y santificar el cuerpo con aguas mineromedicinales, sulfuradas, bicarbonatas, sódicas e hipertermales, untuosas y de ligero sabor salado, con un tono azulado por la oxidación del azufre y calientes de forma natural, ya que nacen a 43 grados.

Nada mejor para aliviar reuma, ciática, lumbalgias, artritis, afonías, catarros, alergias, sinusitis, bronquitis, eczemas y soriasis con tratamiento de chorros, ducha circular, bañera, baño de burbujas, piscina termal, fangos, masajes, duchas vichy, inhalaciones, pulverizaciones, duchas nasales y aerosoles. En el lugar donde surgen. Agua mágica para curar y también para relajarse y recuperar el bienestar. En un paraje único. A un paso de León.