exprimir la bañeza y su entorno

De mano os digo que no entiendo mi ciudad sin su entorno, sin los pueblos y ciudades que nos rodean y que, puestos a recomendar y arrimando el ascua a nuestra sardina, a finales de agosto y el mes septiembre hay una temperatura ideal para los que huyen de los calores del sur o de las grandes ciudades. Un fin de semana en La Bañeza y su entorno pasaría por ojear la página de turismo, hay una buena oferta hotelera para dormir la noche del viernes y el sábado. Si aprovechas la tarde del viernes puedes tomar el pulso a la ciudad y a sus cafés y bares, sentarte en sus terrazas o acudir a algún concierto callejero de los que se organizan en verano. Cenar unas ancas de rana, un buen bacalao o la mejor carne en los restaurantes de la ciudad y pueblos circundantes. Te recomiendo la antología de poemas de Antonio Colinas, para esos ratos perdidos mientras tomas café. El sábado levántate pronto y desayuna churros, son un auténtico manjar. Date una vuelta por la ciudad-mercado y podrás comprar de todo en sus puestos y comercios: las alubias de riñón, un buen embutido o el mejor pan de hogaza.

Por la tarde, si te quedas en la ciudad, puedes ir al Teatro Municipal y después seguir con la gastronomía y acabar tomándole el pulso a la noche en algunos de sus cafés o pubes, donde puedo coincidir contigo alrededor de una guitarra. Si sales, Astorga puede ser un estupendo destino donde admirar sus pasado romano, su catedral o su gaudiniano palacio episcopal. Si sigues el río Órbigo te recomiendo la guía del mismo título de Isabel Rodríguez Ramos y José Antonio Martínez Reñones para saber donde saborear unas buenas sopas de trucha.

El domingo por la mañana, si estás en forma, madruga y acércate al Teleno. Su ascensión te hará reencontrarte contigo mismo y con este espacio mítico. Puedes subir por Corporales en La Cabrera, a menos de una hora de La Bañeza. No olvides que es una montaña. Después puedes comer en La Cabrera o en cualquiera de los pueblos que te acercan a La Bañeza. Jiménez de Jamuz puede ser un buen destino. Compra un botijo o una jarra de trampa en sus alfarerías. Por la tarde visita las confiterías bañezanas, prueba sus dulces y compra unas cajas de imperiales o yemas para regalar. Son una excelente tarjeta de visita.

Te darás cuenta de que la ciudad da para mucho más que un fin de semana. En Carnavales o Semana Santa, en Navidad o en Agosto. Si tienes suerte y coincides con La Charra, te darás cuenta que sus canciones cuentan la historia apócrifa y disparatada de una ciudad divertida y hospitalaria. El tercer fin de semana de septiembre os emplazo a la Alubiada Bañezana, donde la ciudad es un comedor y la plaza Mayor su cocina. Una buena ocasión para tomar contacto con estas tierras y su gastronomía.