Primavera en otoño
No hay otoño en el Bierzo sin rojos y ocres, sin esas infinitas tonalidades de verdes que se apagan y amarillos que se encienden... Y no lo hay sin la explosión del castaño, el aroma cálido del magosto y el sabor del vino nuevo..
E l nuevo vino llega este año vestido del otoño nostálgico y evocador de las hojas del roble, pero con la frescura, los aromas y la fuerza de la primavera. Otoño por fuera y primavera dentro de la botella del Palacio de Canedo Maceración que mañana protagonizará la Fiesta del Vino Nuevo a la que José Luis Prada convoca puntualmente cada segundo fin de semana de noviembre.
No hay otro maceración carbónica en el Bierzo y eso, entre otras muchas razones, confiere al vino del Palacio de Canedo el carácter de exclusividad. Este joven insolente y descarado que mañana cumple 25 años de su primera elaboración es «el más personal y el más asociado a nosotros, a nuestro carácter y a la idea de la bodega», defiende José Manuel Ferreira San Miguel, el enólogo que interpreta a la perfección en este mencía de pura expresión el ideario que en 1991 llevó a su mentor a crearlo y que hoy, un cuarto de siglo después, sigue proclamando.
El retraso de la vendimia —la uva de la ladera de San Martín utilizada para este tinto acabó de recogerse el 18 de septiembre—, que fue complicada y que en el caso de Palacio de Canedo acabó con una merma de producción del 40% —las plagas castigaron con especial dureza a quienes practican una agricultura ecológica— no ha impedido que 54 días después el vino pueda ser disfrutado ya por avezados consumidores de tanta frescura, una legión de incondicionales rendidos a su potencial aromático y gustativo. «Es un vino que no deja indiferente a nadie: o lo amas apasionadamente o lo rechazas. No hay término medio», explica Ferreira San Miguel, quien no oculta, como consecuencia de esa vendimia tan compleja, las dificultades para «cuadrar los perfiles de la uva con nuestra idea del vino, no sólo en este caso, sino en general». El resultado de este adelantado de la cosecha es, a juicio del enólogo, «un tinto muy expresivo, de nariz muy explosiva y que en boca es uva fresca y recuerda a esos días de vendimia». «Es un vino en el que buscamos frescura pero no estructura y tratamos de explorar el lado más femenino de la Mencía bajo la idea de concederle la evidencia de una gran diferenciación sobre los demás tintos que hacemos», argumenta Ferreira, quien no es ajeno a las dificultades de «defender en el mercado un vino de estas características, pese a la creciente demanda comercial de tintos muy nuevos». «Afortunadamente —añade—, nuestro maceración carbónica (la que se produce en el interior de la uva, llevada despalillada y entera al depósito) tiene abierto y consolidado un hueco muy importante en el mercado. De manera que a nosotros nos vale con darle la fuerza necesaria porque, con veinticinco años cumplidos, ya camina solo».