Manuel Jáñez Gallego Cruz y Cirial

Como dice el eslogan que anuncia nuestra semana de pasión, ‘León es ciudad de Semana Santa’. Y lo es, por sus más de 400 años de tradición. Por sus más de 14.000 papones y paponas. Por sus procesiones sobrias y solemnes, que enlutan con su silencio las calles y plazas de una ciudad, que cubre sus piedras centenarias con cortinones de incienso.

Desde que la Morenica del Mercado sale a bendecir a sus fieles la tarde del Viernes de Dolores, hasta que las palomas de Gloria zurcen el cielo del Domingo de Pascua con su aleteo festivo, la ciudad abre sus brazos para acoger, con amor cofrade, a quienes vienen a deleitarse con nuestros cortejos penitenciales, con la limonada y las torrijas, con el reencuentro de una historia que se escribe con cera y lirios.

La ciudad bulle de fervor y engalana sus balcones con colgaduras y geranios. Las campanas de las iglesias tañen con la cadencia de un tambor destemplado y el quejido triste de una corneta anuncia que Cristo va a morir, otro año más, en esta ciudad de ensueño.

León es y será, ciudad de Semana Santa, ven a conocerla y jamás te irás…