Diario de León

Un tributo a la Garnacha

Alcanzar la más alta expresión sensorial y hacerlo además en un vino elaborado sin prisas y como reconocimiento a una de las variedades de uva ancestrales de la viña berciana. Peique rinde homenaje a la singularidad..

Peique reparte su viejo viñedo en los parajes más representativos y codiciados de Valtuille de Abajo, en el entorno de la bodega. BP

Peique reparte su viejo viñedo en los parajes más representativos y codiciados de Valtuille de Abajo, en el entorno de la bodega. BP

Publicado por
RAFAEL BLANCO
León

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H istóricamente denostada como variedad elaboradora de interés, tradicionalmente relegada a un papel de secundaria en la actividad enológica y sólo apreciada para dar color a los tintos de escasa fortaleza cromática, la Garnacha Tintorera sigue ganando ahora adeptos entre los consumidores, defensores a ultranza entre los enólogos y es el sustento de la actividad vitivinícola en muchas zonas de producción del país. Mencionada siempre en el Bierzo simplemente como Alicante, la internacionalmente conocida como Alicante Bouschet es una teinturier —una de las pocas viníferas cuya uva tiene la pulpa roja— que se introdujo en el viñedo comarcal después de la filoxera precisamente como aporte de color para los claretes tradicionales que en aquella época —y posteriormente— tenían ese déficit seguramente como consecuencia de los elevados rendimientos por hectárea.

Es justamente esa condición de actriz secundaria lo que hizo que en el Bierzo no hubiese grandes plantaciones, de manera que las cepas de esa variedad se agrupan en pequeños corros o se pierden aisladas entre las de Mencía, porque históricamente el vino aquí se hacía con lo que había en la viña y en la viña había —hay— incluso variedades blancas muy enriquecedoras para los tintos. Hoy ese coupage natural se reivindica como legado cultural de enorme valor y como una manera de entender y hacer el vino que se defiende con vehemencia por los enólogos.

En el caso que nos ocupa, este Peique Garnacha Tintorera —el segundo monovarietal elaborado y comercializado en la comarca, porque ya hay al menos otros dos en barricas— nace de una parcela de cepas muy viejas sobre suelo arcilloso con mucho canto rodado y orientación a naciente, es decir, unas condiciones realmente envidiables, a las que se suman las propias de la variedad: ciclo vegetativo muy largo —también un inconveniente porque no todos los años alcanza plena maduración— y gran potencial de envejecimiento debido a su bajo pH y a la alta acidez. «Es como un potro sin domar pero que con mucha paciencia y sin prisa lo vas llevando a donde quieres», resume desde la sabiduría Jorge Peique, su autor. Después de 20 meses de crianza en barrica de roble francés de 500 litros y 24 en botella antes de salir al mercado sigue siendo «un niño de casi seis años, con un color muy cubierto, fresco por su gran acidez, de marcado carácter mineral y muy vivo».

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