Diario de León

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De viaje a Zotes del Páramo

Foto: RAMIRO

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León

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A medio camino entre el agradecimiento por las lluvias de esta semana y la preocupación por la sequía tenaz que asoló a la provincia esta primavera, todo el verano y parte del otoño, El Páramo asiste a un cambio de ciclo que tiene en Zotes y en las tres localidades que conforman el municipio una buena piedra de toque para mostrar al mundo lo que guarda una parte de León.

La industria agroalimentaria hace de estas latitudes uno de sus puntos fundamentales de la vida de los habitantes de Zotes, de Zambroncinos y de Villaestrigo. La flora da de comer a muchas familias por la vía de los cultivos. La fauna se encarga de poner un toque de atención al turismo, que tiene en estos lares un campo abierto, vasto como el nombre de la comarca.

El municipio limita al Norte con el municipio de Laguna Dalga, al Sur La antigua, al Este Laguna de Negrillos y al Oeste con Roperuelos del Páramo. Está a nueve kilómetros de Santa María del Páramo, a cuarenta de León y a 300 de Madrid. No es un mal enclave y no son mañas las comunicaciones. Todo es cuestión de tenerlo en cuenta.

Hay una ruta de iglesias en la zona que sirve de acicate a quienes quieren descubrir nuevas vías y viejos argumentos. Las construcciones religiosas adornan buena parte del panorama rural de la zona, que tiene en la tranquilidad una de sus bases fundamentales. La prisa no existe en la planicie del sur de la provincia. La pausa se adueña del día a día, con todas las ventajas que comporta.

La Virgen de la Aldea, reina en Zotes y en el resto de la ermita del mismo nombre de la que aún se conservan algunos vestigios a la misma entrada del pueblo. En Villaestrigo destaca el retablo rococó en la iglesia de San Roque, del siglo XVII. Zambroncinos guarda en la iglesia parroquial una imagen gótica de la Virgen María y una talla de San Juan Evangelista.

Es el 15 de mayo el eje central de las fiestas de la zona. Porque lo manda San Isidro, que para eso era labrador. Y porque así se mimetiza con el entorno.

Más que el Zotes Rock, que ha decidido convertirse en una referencia de la música de metal al margen de las costumbres del folklore de la zona. Es cita ineludible cada año, que ha hecho pasar en verano a las mejores bandas de cuero y cadenas del país por la localidad.

Zambroncinos deja para diciembre el grueso de sus fiestas más distintivas. Honra a Santo Tomás cada fin de semana próximo al 21 de diciembre.

Villaestrigo lo fía casi todo a San Roque y al gran puente de mediados de agosto. Aplaude con ganas la inversión de 200.000 euros en la construcción de un edificio de usos múltiples para contar con un bar, una biblioteca y un espacioso salón multiusos para reuniones, teatro, baile y lo que haga falta.

La tierra de este municipio produce remolacha azucarera, maíz para pienso, alubias en grano, patatas, trigo y cebada principalmente. En sus fronteras se asienta la sede la Comunidad del Páramo Bajo, que controla 24.000 hectáreas de regadío. Es una de las zonas que se erige en un referente a la hora de modernizar los regadíos.

«Nuestros campos son capaces de producir gran diversidad de productos, si bien, como explotación, los principales son: Remolacha azucarera; maíz para pienso; alubias en grano; patatas; trigo y cebada». Lo explica el alcalde de la población, Luciano Tomás Fernández Álvarez.

Interesantes son también los cultivos de «huerta» con productos para consumo familiar: lechuga, tomate, zanahoria, cebolla, puerro, perejil, acelga, apio, fréjoles, ajo, pimiento, porque todo esto cuenta a la hora de poner a flote la economía de la zona.

Un mundo por explorar. Un territorio ya conocido. Es así esta parte del Páramo y es bendita esta zona de la provincia. Todo es cuestión de acercarse a conocerla y de valorar todas las opciones que plantea. Es un área por descubrir. La propuesta no tiene excusa.

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