A DÓNDE IR
Las puertas de Babia y Luna hacia un paisaje único
En sus exposiciones permanentes se puede conocer el origen geológico del parque, además de poder asistir a una proyección de animación en patsuezu.
Allí donde acaba la tierra y empieza el cielo, donde la luz del día adquiere un brillo especial, donde se concentran las mas bellas muestras de biodiversidad en un mismo espacio. Ese lugar es Babia y Luna, un espacio que en esta época del año muestra todo un crisol de colores propios del otoño que invitan al visitante a adentrarse en uno de los ecosistemas más representativos de la Cordillera Cantábrica.
El encargado de dar la bienvenida a este impresionante parque natural es un mastín tallado en bronce ubicado en el jardín del majestuoso palacio de los Quiñones, ubicado en Riolago de Babia, hoy convertido en la casa del parque. Por sus instalaciones ya han pasado en lo que va de año y hasta el mes de octubre, unos 8.626 visitantes, atraídos por sus interesantes exposiciones temporales, y sobre todo, por las permanentes, que ayudan a entender el entorno, la cultura, la historia y la etnografía que han hecho únicos a este lugar.
En la primera planta del edificio se encuentra una exposición permanente de interpretación del parque que muestra el origen geológico de la zona, así como del dialecto que se hablaba en los pueblos, de la trashumancia, así como de los valores naturales, culturales y etnográficos de este espacio. Todo con un completo sistema de paneles interactivos. Impresos sobre distintos soportes, los textos de Pablo Andrés Escapa, realizados en exclusiva para la exposición de la Casa del Parque, acompañan al visitante desde su entrada hasta su despedida, regalando sosiego y reflexión.
En la planta baja también se proyecta un cortometraje de animación que muestra un filandón hablado en patsuezu .
La antigua capilla del palacio, ya en el exterior, se encuentra otra exposición denominada Los sonidos de babia y Luna que invita al visitante a relacionar determinados sonidos con las imágenes que allí se muestran.
Por último, se ofrece un espacio a exposiciones temporales que en lo que va de año ya ha mostrado una interesante colección de ilistraciones de aves y que acaba de clausurar otra sobre especies amenazadas hechas en papiroflexia.
La Casa del Parque cuenta con un bar, «La Cantina». Un espacio de ocio en el que, además del propio servicio de bar, se ofrece al visitante un viaje a través de la memoria evocando los antiguos bares-tienda y las cocinas ruales de principios del siglo XX, donde los visitantes puedan sentirse a gusto, degustar productos locales y conocer la cultura tradicional de Babia y Luna.
En ella se puede observar también un importante contenido etnográfico, a través de fotografías, paneles e instrumentos ligados a la vida en el entorno rural de las comarcas de Babia y Luna.
Actualmente, durante los meses de octubre a mayo, la casa del parque abre viernes y sábados de 11.00 horas a 14.00 horas y de 16.00 a 19.00 y los domingos de 11.00 a 14.00 horas.
Babia y Luna es parque natural desde hace ocho años, tiempo en que se ha tratado de ordenar y de poner en valor todos sus recursos naturales. Su Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) coincide territorialmente con el espacio protegido Red natura 2000 Valle de San Emiliano, designado como lugar de importancia comunitaria (LIC) y como zona de especial protección para las aves (ZEPA). En su extremo oriental coincide parcialmente con el LIC Montaña Central de León y con las reservas de la biosfera de Babia y de los Valles de Omaña y Luna.
Comprende una superficie de 57.628 hectáreas, incluyendo la totalidad de los términos municipales San Emiliano y Sena de Luna y una parte de los términos municipales de Los Barrios de Luna y Cabrillanes, en la provincia de León.
A parte de sus incontables valores naturales, Babia y Luna posee un indudable valor tanto histórico-cultural, ya que en estos valles y montañas se han desarrollado pasajes fundamentales de la historia de los reinos astur y leonés, como etnográfico, ya que se mantienen formas y modos de vida propios de la montaña leonesa relacionados con la trashumancia de merinas y otras razas autóctonas como los caballos hispano-bretones o los mastines españoles.