Val, el reino textil de León
En Val de San Lorenzo tienen fama y cardan la lana. A la artesanía textil y dos museos señeros, el Batán y La Comunal, se suma la singular ruta por las Joyas Maragatas
Val de San Lorenzo da abrigo desde hace siglos con sus mantas de lana merina. Desde este pueblo maragato, situado en un valle, como indica su nombre, a las faldas del Teleno las mantas, con menos peso y más suaves, llegan ahora hasta países como Alemania y a sus coquetos y completos museos, memoria viva de un pasado lleno de esfuerzo y esplendor, acudieron el año pasado nada menos que 5.121 visitantes.
El Batán Museo, del siglo XVII, es el único batán o pisón que ha perdurado de los varios que hubo en Val de San Lorenzo. Fue adquirido por la Sociedad Comunal de Artesanos en 1920 para uso común del gremio en una de las remontadas a la crisis textil del siglo XIX.
Adquirido por el municipio en 1998 y rehabilitado como museo, se encuentra en un entorno natural de postal, a la orilla del río cuyas aguas movían el pisón con la energía hidráulica. Aquí se funde el recuerdo del principio y el fin de todo el proceso textil. En sus pilas de lavado se ablandaban los vellones, cuya limpieza se completaba en el lavadero circular y el hidroestractor (centrifugadora). Una vez limpia y seca la lana se llevaba a La Comunal —actualmente Centro de Interpretación Textil La Comunal— donde se elaboraba el hilo. Los artesanos tejian las mantas en sus talleres familiares y de nuevo acudían al batán para realizar los procesos finales: «abatanar» y «perchar». Son dos museos vivos, ya que toda la maquinaria funciona.
La tradición textil de Val de San Lorenzo está documentada desde el siglo XVII. En el siglo XVIII llegó a tener 80 talleres. Del recio carácter valuro da cuenta la legendaria historia José Cordero Geijo y su hijo Manuel que, en lo más crudo del invierno maragato, en 1858, salieron a pie del pueblo para ir a conocer a Palencia el proceso de fabricación de las mantas. Ahora se fabrican mantas zamoranas y los paños de la capa parda alistana en los talles de Falagán y Paños de Lana Miguel. Mantas, abrigo y también capas se encuentran en el obrador de Laurentino de Cabo y Noelia Geijo ha tomado el relevo en Santiago Geijo Artesanía con las mantas y como santo y seña de la elaboración de calcetines.
Los museos textiles están abiertos los miércoles y jueves de 16 a 20.00 horas; los viernes de 11.00 a 14.00 y 16.00 a 20.00; los sábados de 10 a 14.00 y de 16.00 a 20.00 y los domingos de 10.00 a 14.00 y de 16.00 a 19.00. Hay visitas guiadas de la mano de Beatriz Cabero, actual responsable de los museos textiles.
En Val de San Lorenzo se cardan otras lanas para incentivar al viajero, de lejos y de cerca, a acercarse a este territorio mítico y mágico. Las ruta por las Joyas de la Maragatería es la nueva oferta turística y cultural que el Ayuntamiento, en colaboración con el Obispado de Astorga, ha puesto en marcha el pasado verano. En este recorrido por el patrimonio eclesiástico del municipio se invita a descubrir el encanto y la riqueza histórico–artística de las iglesias parroquiales de los tres pueblos que integran dicho Ayuntamiento: Val de San Lorenzo, Val de San Román y Lagunas de Somoza, donde se encuentra la iglesia conocida Catedral de la Maragatería y a sus pies el «moralón», un imponente moral de más de 300 años de antigüedad.
En Val de San Lorenzo aprendieron a tejer hasta con el viento. En Lagunas de Somoza se conserva el único ejemplar de molino de viento que ha pervivido en la provincia de León antes de la llegada de los gigantes pájaros que explotan la energía eólica. Se cree que es de principios del S.XIX construido entre 1812 y 1820 por un francés que se quedó en Lagunas tras la Guerra de La Independencia. Está hecho con argamasa y hay testimonios de que tenía un arco de medio punto en la puerta.
Para finalizar el viaje por este pueblo tejedor, un paseo por el parque Doctor Pedro Alonso sorprende con una pequeña edificación de piedra rematada con los azules que tanto abundan en las puertas del Val. Es la biblioteca que dicho médico fundó en 1924, la primera abierta al público en el pueblo. Cien años de una gesta. Se hizo en hacendera por próceres del pueblo y llegó a tener 500 ejemplares, algunos en el Archivo Municipal. En Val se carda el presente y se teje el futuro.