Diario de León

EL OESTE SALVAJE DE LEÓN

El paraíso secreto

Hay pocos lugares tan bendecidos por la magia del agua como Palacios del Sil, un enclave entre Laciana y el Bierzo que ha sabido defender y preservar su unicidad para convertirse en una de las comarcas más bellas de toda la provincia. La llega de la primavera amerita una visita

Publicado por
Cristina Fanjul
León

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Enclavado en la provincia de León, Palacios del Sil es un pequeño municipio que, a pesar de su tamaño, alberga una belleza natural y cultural que deja sin aliento. Con sus paisajes montañosos, ríos cristalinos y una rica historia, este rincón se presenta como un destino ideal para los amantes de la naturaleza y la tranquilidad. Los senderos que serpentean por el municipio son un verdadero regalo para los sentidos. La ruta que parte desde el mismo corazón de Palacios del Sil ofrece a los caminantes la oportunidad de sumergirse en un entorno natural impresionante. A medida que avanzamos, el murmullo del río Sil nos acompaña, creando una melodía que se mezcla con el canto de las aves y el susurro del viento entre los árboles.

Pero Palacios del Sil no solo es un deleite para los ojos; su patrimonio cultural también merece ser explorado. Las antiguas construcciones de piedra, que parecen contar historias de tiempos pasados, se mezclan con la vida cotidiana de sus habitantes. Ahí está la iglesia del pueblo, representativa del arte románico asturiano, el puente romano, calzada romana y los castros. Un paseo por el valle obliga al visitante a admirar hórreos, chozos y molinos.

Para los entusiastas del senderismo, Palacios del Sil es un auténtico paraíso. Las rutas ofrecen diferentes niveles de dificultad, lo que permite que tanto principiantes como expertos puedan disfrutar de la experiencia. Una de las más bellas es la conocida como ruta del Castro, uno de los espacios protegidos del Alto Sil cuyo sendero puede emprenderse en cualquier época del año. No obstante cuantos quieran aventurarse en ella deben tener en cuenta que no es una pista balizada, con lo que es preferible evitarla en días de lluvia. Con apenas un kilómetro de camino, la ruta está promovida por el ayuntamiento de Palacios del Sil.

Los paisajes cambian con cada paso: desde frondosos bosques de robles y pinos hasta praderas llenas de flores silvestres. Cada estación del año ofrece una paleta de colores diferente, haciendo que cada visita sea única. En esta ruta se visita un antiguo castro prácticamente despoblado y hasta hace poco tiempo en estado ruinoso que muchos atribuyen a la Edad de Bronce y otros a la llegada de Roma. También se ven varios hórreos, algunos en ruinas y otros afortunadamente rehabilitados. Todo ello acompañado de un precioso bosque de castaños. Se puede hacer una ruta circular bajando de nuevo en dirección a Palacios para visitar un castaño singular y espectacular: el de la Verduéngana cuyo tronco no lo abarcan entre cuatro o cinco personas y que germinó hace no menos de 800 años. Y es que Palacios del Sil es un lugar único en España. Verdes valles en la cuenca alta del Sil, bosques de abedul a más de 1.300 metros de altitud, acebos, robledales rodeando prados y huertas; castros milenarios, puentes romanos sobre las aguas de un río cristalino, dos bellos embalses; cabañas de piedra y pizarra en verdes brañas, hórreos, osos pardos, urogallos.

Sin nada que envidiar a Picos de Europa, resulta casi inexplicable comprobar cómo lo que se viene llamando Alto Sil continúa siendo un desconocido para los leoneses. En medio del silencio y de una naturaleza tan grandiosa que estremece, el caminante puede encontrar en el acceso a sus impresionantes brañas el mejor modo de conocer el corazón de esta comarca verde y montaraz que, a diferencia de los vecinos de Páramo y Villablino, no resultó afectada por las actividades mineras. Por eso su patrimonio natural quedó intacto.

Se puede hablar mucho de la belleza natural y de la historia tallada en piedra de esta espectacular comarca. El municipio y sus once localidades se ubican en un paraje idílico en el que la agricultura y ganadería han sido durante milenios parte esencial de su actividad. Los pequeños pueblos salpican de casas de piedra los prados y bosques de la ribera alta de un río que kilómetros abajo desembocará en el Miño. Su origen glaciar es realmente interesante. Durante la última glaciación, que tuvo lugar hace miles de años, los glaciares se formaron en las montañas y, a medida que avanzaban, moldearon el paisaje, creando valles y lagos. El origen glaciar de Palacios del Sil se remonta a la última glaciación, conocida como la Glaciación de Würm. Durante este periodo, grandes masas de hielo cubrieron gran parte de Europa. Su acción esculpió el paisaje creando valles en forma de U, morrenas y circos glaciares. Estos valles son característicos de las áreas que han sido afectadas por el deslizamiento de hielo, y en Palacios del Sil se pueden observar algunas de estas formaciones. La erosión también contribuyó a la formación de suelos ricos en minerales, lo que favoreció el desarrollo de una vegetación diversa. Esto ha permitido que la zona sea un hábitat para una variedad de especies de flora y fauna.

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