Diario de León

Adiós, Babieca

CORNADA DE LOBO | El Cid, por ejemplo, ya no huele a mito, a gran gesta ni a epopeya matamoros o de honores mancillados. Ahora huele a mercenario, a señor de la guerra y ambicioso soldado de fortuna en busca de un principado que le disimulara la ausencia de mayor nobleza en su cuna

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Cuando a la historia le quitan maquillajes y perfumes, la realidad luce decepcionante o maloliente.

El Cid, por ejemplo, ya no huele a mito, a gran gesta ni a epopeya matamoros o de honores mancillados. Ahora huele a mercenario, a señor de la guerra y ambicioso soldado de fortuna en busca de un principado que le disimulara la ausencia de mayor nobleza en su cuna, aspectos que ya dibuja Arturo Pérez Reverte en su noveda Sidi y que viene a confirmar con todos los rigores académicos el historiador extremeño David Porrinas tras publicar una densa tesis sobre el tema - El Cid, historia y mito de un señor de la guerra - en el que apea su figura de la patraña y de su leyenda tardía urdida en una España huérfana de mitos de caballería. Hé aquí algunos desengaños que nos trae este libro: jamás el Cid obligó al rey Alfonso VI a la Jura de Santa Gadea... ni sus hijas se llamaban Elvira y Sol, sino María y Cristina (y un hijo, Diego)... y que no fueron ultrajadas por los infantes de Carrión tras su boda en «la afrenta de Corpes»... ni hubo batalla ganada tras la muerte atado su cadáver a la silla de su caballo, que nunca se llamó Babieca, vayapordiós (ya sería yegua, ¿no?)... como tampoco tuvo dos espadas llamadas Colada y Tizona, insiste el historiador... ah, y nadie le llamaba Cid, ni a sí mismo lo hizo el propio Rodrigo Díaz de Vivar, aunque sí firmó alguna vez como Campidoctus (Campeador) porque no tenía abuela y era un puto chulo.

El recientemente creado Comité Cazurro de Expolios, Agravios y Orgullos Heridos ha anunciado acciones judiciales y académicas por el asesinato de Babieca y el atentado contra el honor y fama histórica de las yeguadas de aquesta Babia babiana (lo de babieco no rula aquí, nunca, tiene como un eco coñón o de desdén, aunque babiano tampoco brinda mucha rima galana). Y cabría también aquí una reclamación del copón por daños y perjuicios que presentaría la Asociación de Ganaderos Caballares de Babia ... si la hubiera y si quedara ahí alguna yeguada babieca.

Y ahora solo falta que venga el Principau con que ¡Babieca yera asturcona!

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