Diario de León

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La diferencia de estar confinados en casa hace sesenta años y confinarse hoy está en la estancia elegida para las horas gordas, que hoy es el salón, pero ayer fue la cocina, ahí donde siempre había algo que hacer... o matar: el hambre, una gallina, la honra de alguien, el tiempo si hay baraja y cartulaje... La casa de siempre en el pueblo -y tanta en la ciudad- no tenía salón y si acaso una salita que algunos llamaban recibidor, aunque solo recibía si venía el médico y allí dejaba el abrigo. Pero la cocina era el salón de plenos, el gran obrador y, sin duda, la única estancia caliente de toda la morada, el útero del clan. En consecuencia, la cocina en la casa tradicional tiraba a todo lo grande que la dejaran, justo lo contrario de la vivienda urbana de este tiempo con cocinas tan exiguas y estrechas, que los platos solo entran de canto. Quizá por ello esta vida de clausura que nos imponen se lleva mejor si se tiene cocina ancha donde enredar dos horas para reconquistar aromas de viejo pote, freir nostalgias de abuela o montarse un master chef de postres kid con los guajinos para aplacarles un rato lo bravío y el potreo, qué pesaditos están, a veces cabalgan insolentes buscando un soplamocos, y tenida cuenta que ahora el aula es la casa y su profe o seño unos papás que podrían considerarse en su derecho y jurisdicción de ver también pedagógico un mosquilón a tiempo; y si te escuece, ajo con agua alivia, rapaz... deja ya de joder con la pelota, que eso no se hace, que eso no se dice, que eso no se toca ... ospá, ¿no es ese Serrat sonando a las ocho en las ventanas?, ¿y también Ana Belén que balconea su Agapimu en redes?, ¿cede el monopolio Dinámico de la resistencia?... Y después, vuelta a la cocina a preparar la cena. ¿Quieres lujo y sencillez?: sopas de ajo y huevos con patatas fritas, vasito de leche y « a la cama, Emilia, que allí siempre hay algo que hacer », bromeaba con su santa don Miguel cuando había que atajar una sobrecena pelma.

Y pelma el Oráculo de Pedrún : os vendrán pobres en riadas... volverán las colas y la viuda del evangelio con solo una alcuza de aceite y escriño de harina .

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