Diario de León

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Varias generaciones de españoles crecimos con un Mortadelo bajo la almohada. Singular herramienta, muy eficaz para entender lo que estamos viviendo. Aquellos legendarios agentes de la TIA son quizá los responsables de que seamos capaces de tragar mejor los incontables episodios que se suceden en la gestión política del Covid-19. En todas sus ramificaciones. El Superintendente, el profesor Bacterio, Filemón... Cuando el genial Ibáñez ideaba sus historietas incluía episodios que ahora vemos a diario. La obsesión por tapar la verdad, por maquillar las cosas, por ofrecer explicaciones cambiantes, por dar gusto a las presiones recibidas de arriba... y esa chapuza con la que tapar todo. Tesis plagiadas, recuentos de muertos y ese permanente cambio de disfraces, papeles y normas que sólo parecían encajables en un cómic. Lo lamentable es que este episodio no va a acabar como debería. Con los españoles corriendo literalmente a los responsables de tanto desaguisado.

Pero la cosa no está para bromas. Son demasiados miles de víctimas mortales. De sanitarios contagiados como consecuencia del afán por minimizar las cosas, por no encarar los problemas con valentía. De daños incalculables a una cantidad incuantificable de personas. En la salud, en la economía, en las cabezas... Un reguero, por todos los rincones de España, de dolor infinito al que ayer se añadía la mofa de decretar un estado de luto cuando precisamente ya nos estamos levantando. Han pasado 75 eternos días en los que incluso se nos impidió ver los féretros de los compatriotas.

Las historias vividas no se pueden reescribir pero sí admiten su relectura. Nuestra consejera de Sanidad no puede negar que hubo consigna de no atender a las personas mayores. Ni ocultar que fue una de las que consideró superfluo el uso de mascarilla. Ese elemento que ahora resulta tan fundamental que nos multan por no usarlo. Falta sinceridad, valentía para reconocer las cosas. Y sobra maniobra mortadelera para intentar ocultar lo que hemos visto. Nuestra consejera es médico y quizá por ello nos marca el camino junto a los que han estado peor (Madrid o Barcelona). Aunque tampoco está claro en este auténtico embrollo de fases y desfases en el que nunca se sabe lo que puede publicar mañana el BOE.

El siguiente episodio es para temblar. Vienen Pepe Gotera y Otilio. Los tenemos ya en La Moncloa preparados para apuntalar la economía...

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