Diario de León

Editorial

Guerra Garrido: una tropelía política que debe ser reparada de inmediato

Creado:

Actualizado:

Se aireaba ayer desde la actividad política, que es la peor escena desde la que se pueden hacer estas cosas, la vergüenza por el frustrado intento de reconocer al escritor Raúl Guerra Garrido como Hijo Adoptivo de Cacabelos. Obviando a qué siglas representan los causantes de la polémica y bajo las que lanzan sus dardos los acusadores —metámoslos a todos en el mismo saco— parece evidente que se trata de una tropelía política inadmisible desde todos los puntos de vista y sobre la que no caben excusas de plazos o procedimientos. Se había ilusionado el autor de El año del wolfram —un madrileño accidental que lleva por castigo no haber nacido donde le gustaría descansar para siempre— con la posibilidad, decía en un magnífico reportaje en este periódico, de que «pon fin voy a ser hijo de mi pueblo», el lugar donde creció y donde pasaba los veranos «desde el rebusco de la cereza hasta las primeras uvas». Guerra Garrido —a sus 85 años Premio Nadal, Premio Nacional de las Letras y poseedor de la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio— es más berciano y tiene más derecho a ser reconocido como cacabelense que todos los que integran la corporación municipal que le negó esa condición bajo excusas banales. No hay muchas oportunidades para rendir homenajes en vida, que es cuando deberían ofrecerse. De manera que la corporación municipal de la villa del Cúa, y seguro que así lo desean los cacabelenses, ya está tardando en avergonzarse, pedir sonrojantes disculpas y reparar el error de no reconocer a uno por lo que representa y por lo que siempre quiso ser: un paisano de allí que sueña con ser enterrado bajo las ramas de un cerezo.

tracking