Un futuro industrial enredado en la burocracia

Hace ahora tres años los ayuntamientos de León, Onzonilla y Santovenia hicieron pública la reordenación del polígono industrial de la capital, que entre otros objetivos ajustaba el terreno disponible para poner nuevas parcelas a la venta y captar inversiones. Poco después se anunció la llegada de nuevas empresas y la ampliación de otras. Parecía que el polígono, que durante los últimos años ha vivido un lamentable abandono (no había más que ver sus espacios públicos), iniciaba una nueva vida, adaptada además a un tejido empresarial orientado a la distribución y al almacenaje más que a la producción industrial.

Ahora la asociación de empresarios del polígono denuncia que la realidad es que durante tres años la mayor parte del terreno reordenado no ha podido venderse porque falta un trámite burocrático que ultimar. Pendientes de que la Diputación ejecute el trámite, denuncian también la pasividad e indolencia del Consorcio que gestiona el área industrial, formado por los tres ayuntamientos. Ni han conseguido que se ultime ese fleco ni parecen preocupados porque haya empresas interesadas en instalarse que, visto el panorama, vuelven la mirada a otras infraestructuras industriales.

Una falta de interés que se traduce también en la despreocupación por ser competitivos: mientras la Junta ha rebajado varias veces el precio del terreno de sus polígonos para llenarlos y atraer proyectos, el de León sigue siendo más caro y sin bonificaciones ni incentivos.

Mientras las empresas que logran instalarse en esta zona se especializan en la logística, llamada a ser uno de los motores económicos de la provincia, las instituciones ignoran las necesidades y la realidad de la gran área industrial de la capital. Quizá sería buen momento para poner fin a esta desidia, ahora que surgen nuevas iniciativas para diseñar el futuro económico de León.