Diario de León

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De vez en cuando abres un periódico y te encuentras buenas noticias. A mí me ha pasado con un texto que Manuel Ansede firmaba ayer en El País . Entre informaciones sobre los temblores de Granada, que han sacado a la calle a cientos de personas asustadas; entre textos que nos hablan del incremento de contagios, de las Ucis llenas, del peligro de la variante británica, o de la estulticia de Bolsonaro, el presidente negacionista de Brasil; en medio de los artículos que nos cuentan los retrasos en la vacunación y las excusas de las farmacéuticas; entre noticias que nos recuerdan, otra vez, la crisis económica en la que nos ha envuelto el covid y las restricciones de movilidad, se ha colado una pieza que alivia un poco la tensión en la que vivimos.

Cuenta Ansede que el invierno de 1873, un arqueólogo alemán que recorría el Alto Egipto se encontró con un papiro de tres mil quinientos años de antigüedad y diecinueve metros de longitud en manos de un anticuario cristiano. El papiro contenía todos los remedios contra las enfermedades conocidas en la época del faraón Amenofis I y George Ebers, así se llamaba el egiptólogo, lo compró y lo envió a la Universidad de Leipzig.

Y lo que nos interesa de este papiro es el azafrán silvestre. Los antiguos egipcios lo usaban para reducir las hinchazones y ahora, un grupo de investigadores de seis países, incluido España, han comprobado que un derivado de esa planta medicinal, la colchicina, reduce en un veinticinco por ciento las hospitalizaciones por covid 19, recorta un cincuenta por ciento el uso de ventilación mecánica con los enfermos graves y un cuarenta y cuatro por ciento los fallecimientos.

Son datos pendientes de revisión y no hay que lanzar las campanas al vuelo, pero el ensayo se ha llevado a cabo con más de cuatro mil pacientes. Y la colchicina, usada como antiinflamatorio en otro tipo de patologías como la artritis o los infartos, apenas cuesta tres euros en una farmacia. «Es un medicamento muy antiguo, muy seguro y muy barato», explica la doctora Mar García, pero debe tomarse bajo supervisión médica porque el azafrán silvestre es tóxico. Así que no se lancen a buscarlo por su cuenta. Y confíen en la ciencia. De ahí vienen casi todas las buenas noticias que estos días se cuelan en los periódicos sobre la pandemia.

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