Diario de León

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Los número dos están para advertir de los problemas; no para solucionarlos. Salvo Fernando Salguero, que jamás pone pegas para colocarse la pinza por el exterior del pantalón, y pedalear, para salvar la etapa, el Tour y la temporada. Entre todas las veces que se expuso, la más célebre, aquella de la primavera de 2019, cuando los sindicalistas del sindicato de las franquicias de Jimmy Hoffa se echaron sobre el PP en plan jauría, rehalas apuradas por la ocasión de las urnas, azuzadas por el olor a la sangre, que seguían el rastro figurado de la operación policial, asonada militar, parada ejemplarizante de sol a sol a la puerta de Alfonso V. Conviene combatir el tópico de que llevar la camiseta con el número de Urquiaga no impide desenvolverse con la eficiencia de los grandes medios volantes. Los cambios en política se reducen a amigos que cambian de amigos. Hay episodios en León que no pueden explicarse sin pensar en el devenir de algunos mirlos del Palacio de los Guzmanes y las referencias a las lindes del quinto mandamiento. El mirlo canta de mañana en el café del Cid. Opositores a Morán y Pellitero sueñan con ser número dos de una ínsula, amigo Sancho, convencidos de que tienen todas las terminaciones en las papeletas de la última cosecha de abrazos, palmadas, adhesiones y fidelidades. Ese mismo cuento se lo han contado, al menos, a una docena de pájaros; y pájaras. El número dos del bombo del PP genera tanta ansiedad como el número primo del PSOE en aquella época del raquetismo tardío que acabó una hora después de que se recogieran pendones y pendonetas del rosario de la aurora. Dick Cheney lo resumió con ojo de francotirador, cuando el Bush pequeño le llamó para apuntalar su llegada a la Casa Blanca: el vicepresidente no tiene otra cosa que hacer que esperar a que muera el presidente. Cheney aceptó. Por ponerse en tono cazurro, qué pensará del tema ese vicepresidente que glosó lo del gocho asturcelta, los leoneses y los gallegos. A 14 meses de las próximas elecciones, quieren inducir la sensación de que se vota el domingo de Ramos. Este tren madrugador de precampaña lo fletaron todos los poderosos que quedaron retratados por la UPL en febrero. Incluido Vox, con el dorsal uno asignado a un numerario de la época de Amilivia.

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