Diario de León

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Me ruega un viejo amigo -exiliado laboral en Barcelona desde 1981 que hoy nada en la ambulancia gracias a su universidad y su consultora- que le busque una buena casa de campo sin reparar en costes por tener ya decidido retirarse a su tierra, pero no al pueblo de los abuelos ni alrededores. Se repatría, aunque volverá en fechas a su querencia catalana, donde ya cuenta con dos nietos, y a echarle un ojo al negocio que pronto dirigirá su hijo más espabilao, Jordi se llama, cómo no. En fin, una casa guapa-guapa. Y a vuelta de correo le cuento de una que podría resolverle gustos y necesidades. Está donde el Torío olvida montañas y se hace monte en ribera, con la peña a la vista y lejos la paramera. Casi es casón de baja, planta y tenada. Está hecha de canto rodado con flancos y costillas de ladrillo, teja mora arriba y hasta en la albarda de una robusta tapia que no la cerca por completo. Tiene su amplio soportal bien maderado que le da un toque de atrio de iglesia, espacio ideal para guarecerse, entretenerse, afanarse en cosas o comer en verano mirando el río que justo ríe y platea al fondo visto desde la falda del monte en que se alza este sueño. Sobre el soportal, corredor largo a la solana. Detrás, corral que hoy es plazoleta porticada dando paso a una huertona que ya sólo señorean dos nogalones, un peral de donguindo y seis cerezos. Tiene la casa cuadra contigua que ahora es cobertizo, taller e invernadero. Está en el pueblo, pero a trescientos metros, justa distancia, es fin de camino y fondo de saco con el monte de roble guardándole la espalda del norte peleón. Tiene abajo la cocina con su horno de amasar, salón grande, amplia habitación de visitas con baño donde dormirán sus padres que traerá a vivir; y cinco habitaciones más en la planta superior, así que habrá sitio cuando el veraneo familiar pueble esto. La casa es guapísima y le mando un dibujo a lápiz, pero le advierto que es sólo un dibujo, que no existe tal casa, aunque con la pasta que tiene bien podría hacérsela, y ya le busco yo un sitio o prao que le cuadre. Creo que se dejará convencer. Esta es su casa.

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