Diario de León

Creado:

Actualizado:

En la calle, alguien irreconocible con mascarilla y gorra me espetó: «Tengo dos libros para ti». Hice cávalas: Cervantes no puede ser… Stephen King no sabe dónde vivo… Él mismo me sacó de dudas. Era Julio César Santoyo. Siempre me han interesado mucho sus traducciones (Tolkien, O’Connor, Marlowe, Stevenson…), pero también sus trabajos como investigador. Publicados por nuestra Universidad, ya están en mi biblioteca. La imprenta en León es el primer volumen de una serie, este abarca de los siglos XVI al XVIII. No puede ser leído como una novela, pero contiene datos para inspirarlas: por ejemplo, en nuestra ciudad, en 1528, se imprimió por primera vez en castellano el Precatio Dominica, de Erasmo. Salió del tórculo de Juan de León, traducido del latín por Antonio de Obregón, canónigo de la Pulchra. Fascinante, pero no echemos las campanas catedralicias al vuelo. En 1559, porque no estaba allí Américo Castro para impedirlo, la Inquisición incluyó el texto en el Índice de libros prohibidos. Por cierto, Santoyo aclara un error arrastrado: publicaciones que estaban inventariadas como impresas aquí lo estuvieron realmente en Lyon, que entonces aparecía como León. El mismo rey de la selva, pero distinto reino. Su libro contiene un lamento por el patrimonio perdido en las desamortizaciones, saqueos napoleónicos y ventas incultas.

El otro Santoyo tiene también mucho interés: Periódicos leoneses del siglo XIX. Catálogo comentado . Hubo en la provincia algo así como una movida periodística decimonónica, si bien la mayoría de las publicaciones cerraron enseguida por falta de lectores. Este juglar de columnas habría escrito en Pero-Grullo (1867), cuyo subtítulo era Periódico de adversidades y flaquezas . Y en A los pies de usted (1890). Y en El Chasco Bochornoso (1892), aunque para cobrar había que retar a duelo al director. Novelizarlo daría para un ameno folletín.

Santoyo lleva 9 años jubilado y no se retira del estudio. Ha pasado mucho desde que era rector y uno el bisoño periodista que informaba sobre el Campus. ¿Cómo podíamos imaginar entonces que un día nos hablaríamos a través de mascarillas? Ni profetizándolo Nostradamus. Pero novelizar la pandemia necesitaría, como mínimo, una trilogía.

tracking