Diario de León
C/ Villabenavente, número 12. Ovidio Prieto, 2021

C/ Villabenavente, número 12. Ovidio Prieto, 2021

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Agosto de 1971. Ramón Cañas Represa y Jorge González Lanza proyectan este edificio promovido por Constantino Álvarez Quintanilla en la calle Villabenavente 12, cuyas obras dirigieron con Mariano González Flórez como aparejador. Concibieron una estructura de hormigón armado con forjados de viguetas mixtas, sobre un sótano para caldera de calefacción, otros servicios del inmueble y un local comercial, sin garajes. Dispusieron la planta baja con más locales ocupando todo el solar, iluminados por lucernarios, y la entrada a través de un portal con los enlaces verticales por escalera y ascensor. La planta primera para oficinas y otros cinco niveles a la calle más dos áticos retranqueados y escalonados con 14 espléndidas viviendas —dos por nivel—, que situaron alrededor de un amplio patio distribuidas por largo pasillo: la zona «de estar» hacia la calle, la «de servicio» al patio y la «de dormir» repartida. Como era su costumbre, trazaron el alzado principal simétrico y en voladizo, con terrazas laterales protegidas por barandillas de paneles de vidrio, láminas y perfiles de aluminio bajo robusto pasamanos del mismo material que se prolonga sobre los antepechos ciegos de las amplias ventanas de esquina abiertas en un cuerpo central, que inicialmente idearon revestido de «material vitrificado y revoco pétreo tipo granulite», y sustituyeron en obra por placas de granito pulido: rosa en cerramientos y gris en los dinteles y cantos de forjado levemente destacados. Y remataron la fachada con los mismos petos y barandillas dibujando las azoteas de los áticos… Sin duda Cañas y González encaraban los años 70 instalados en la modernidad, en esa arquitectura «lógica y funcional», de planos interrelacionados y sutiles trasparencias, cercana a la abstracción y con manifiesta voluntad plástica… Partían de modelos muy contrastados en aquel León, para alcanzar cierto «manierismo formal… casi un estilo propio», prestando especial atención al brillo de los nuevos materiales, siempre con esmerados diseños y perfectos acabados. Cincuenta años después, el inmueble sigue ofreciéndonos la imagen que le dieron sus autores... ¡Casi no me lo puedo creer...!

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