Óscar Puente y el descrédito

Se enzarzan en tuits los alcaldes de Valladolid y León a costa del presunto victimismo leonés. Arguye el castellano que nuestra provincia suele salir beneficiada en los presupuestos de la Unión y que ya está bien de quejumbrosas indirectas y lamentaciones. Le contesta José Antonio Diez, cargado de razón, que ya está bien de provocar: que casi la mitad del presupuesto de la Junta no está provincializado y ese no sale de la capital del Pisuerga. Siendo ambos socialistas, lo primero que sorprende es el conformismo de Óscar Puente con un reparto realizado por un gobierno compuesto por populares y Vox. No es que lo aplauda, pero no lo ataca, y eso ya es bastante sospechoso. O debería serlo, al menos para Ferraz, ya que contra las cuentas del Estado sí se rebeló con total claridad, tildándolas de «tomadura de pelo». Entonces no soltó por esa boca lo que ahora suelta: «Valladolid prospera sin centralismo». Siendo justos, Puente pone en práctica en cada momento lo que más le conviene y en esta ocasión es eso tan recurrente en la mala política y en las peores empresas: «y el botones le dio una patada al gato».

Un sentimiento atávico como la inquina entre dos reinos que competían entre sí, remotísimo, la pésima administración de la comunidad ha sido capaz de revivirlo de las cenizas a base de una gestión no ya cicatera, sino casi criminal para León, convirtiéndolo en un resentimiento que por ahora no ha encontrado una digna representación política —ni un discurso—, pero que podría hacerlo. En cuanto los leonesismos dejen de mirarse en el lienzo de la historia y comiencen a hacerlo en el espejo de la actualidad, muy mal se les tendría que dar para no poner de su lado la mitad de los votos de la provincia, lo cual crearía un terremoto que haría replantearse, tarde o temprano, la comunidad bicéfala desde la base. Ese discurso que hay que elaborar sólidamente no es el de reyes y cortes, sino el económico y demográfico: tablas comparativas, análisis detallados, hechos incontestables que demuestren a los ojos de cualquier espectador objetivo lo que íntimamente ya sabemos los leoneses: el continuado expolio de los recursos de esta provincia, el salvaje descrédito que hemos padecido en todos los ámbitos dependientes de la gestión de esos «criminales» de paz o de gobierno que se han sucedido al mando de la Junta de la Unión.