Toda clase de personas
Nunca se me han dado las definiciones, pero si alguien me pidiera la mía sobre «académico de la lengua» le soltaría a vuela pluma: «dícese de quien sabe cómo se escribe ornitorrinco». Si además este es director de la RAE, como Santiago Muñoz Machado, entonces, entra en la categoría de diccionario andante. El próximo lunes, en Botines, a las 19,30 horas, disfrutaremos de un diálogo entre él y José María Merino. La conversación tendrá como punto de partida la monografía Cervantes (Crítica), que ha publicado el responsable de la Real Academia. Suscitar discrepancia es consustancial a un trabajo ambicioso, Cervantes las suscitaba ya desde el prólogo. El libro de Muñoz Machado no se ha visto libre de ellas, entre otras cuestiones por afirmar que no conoce obra en la que se haya abordado «de manera sistemática» tantos aspectos como en la suya. Wagneriana es: 1031 páginas, con notas y de bibliografía. Sin duda, muchos cervantes en uno. Y a mí me ha gustado, por ameno y claro, pese a algunos disentimientos. El cervantismo tiene numerosas obras esenciales, y esta es parte de su gran vitalidad. Sliwa acaba de argumentar que el bautismo de fuego del escritor fue en la Guerra de las Alpujarras, o sea, antes de la batalla de Lepanto. Todo está escrito y, a la vez, por escribir.
Me encanta seguirle la pista al cervantismo leonés. En 1863, el krausista sahagunense Fernando de Castro publicó una versión del Quijote, con el subtítulo: «por un entusiasta lector del autor -no la firmó- para el uso de los niños y de toda clase de personas». Y esto es dirigirse a muchos, uno mismo lo intenta con la columna. En Huelva, me he enterado de que Natalia Palomino, autora de la edición crítica de Marcos Obregón (Sial)» es de madre berciana y con familia en Fresno. El autor, Vicente Espinel, fue amigo de Cervantes, aunque aquel casi solo se dejaba querer. Ah, la condición humana y su «toda clase de personas».
Mucho ha trabajado la organización académica leonesa para conseguir el diálogo cervantino de este lunes. Chamosa sigue sin lograr que Cervantes me dedique un Quijote , a ver si al director de la RAE el alcalaíno le hace más caso. Nos vemos el lunes, en Botines.