Diario de León

Creado:

Actualizado:

Pedro Sánchez se lo buscó, con su contraproducente intento de lograr el vuelco progresista del Tribunal Constitucional por la puerta de atrás.

El frenazo del propio Alto Tribunal ha desnudado al presidente y a su núcleo duro, en particular al ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, muñidor de las controvertidas enmiendas que impulsaban el cambio de dos leyes orgánicas, la del TC y la del Poder Judicial, sin ningún tipo de conexión con la reforma de la que colgaban, la del Código Penal que borra la sedición y abarata la malversación.

Nada se hizo bien desde La Moncloa, al pervertir el sentido mismo de nuestra propia Carta Magna. Su reacción ante el revés abunda en los motivos del fiasco, porque todos los pasos han constituido una irresponsabilidad institucional que daña la imagen del Constitucional y, por consiguiente, de la separación de poderes en una democracia digna de tal nombre.

 La deriva del presidente del Gobierno en ningún caso es inocente, empeñado como está en una absurda estrategia populista. El empeño gubernamental es crear un relato de excepcionalidad que multiplica los descosidos del Estado de Derecho. Pero Sánchez ha demostrado en demasiadas ocasiones que no se detiene ante nada ni ante nadie para conseguir el resultado pretendido, esta vez el asalto al Poder Judicial.

Ahora el Gobierno va a lanzar su plan B, «en legítima defensa», según sostienen desde el estado mayor de los socialistas. La alternativa más elemental es una proposición de ley y tramitar esa iniciativa de manera ultrarrápida, por el procedimiento de urgencia y en lectura única, para acortar el retraso a apenas unas semanas. «¡Deberíamos forzar un pleno extraordinario en el Congreso de los Diputados la primera semana de enero para que vean cómo nos las gastamos!» Es la ocurrencia de estrechos colaboradores de Sánchez, a quien ha irritado sobremanera el éxito del planteamiento de Alberto Núñez Feijóo ante un atropello sin precedentes del Gabinete. «Al ataque».

La orden desde La Moncloa es taxativa. Nada de «venirse abajo», advierten, descolocados. Por más que, en el ejercicio del poder, el PSOE no debería permitirse los tics radicales de Podemos. Sin embargo, se trata ahora de apretar las filas y sacar toda la artillería pesada. De dirigir una impúdica ofensiva contra la Oposición. De cualquier forma, son aspavientos para intentar sobreponerse al varapalo, obviando claramente que en este país democrático todos estamos sometidos a la legalidad. También Pedro Sánchez.

tracking