Diario de León
Avda. de los Reyes Leoneses, nº2. OVIDIO PREITO, 2021

Avda. de los Reyes Leoneses, nº2. OVIDIO PREITO, 2021

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Luis Moreno Mansilla y Emilio Tuñón, arquitectos, tras pasar por el estudio de Rafael Moneo, se establecieron por su cuenta en 1992.

Profesores de la Escuela de Madrid, desarrollaron una rutilante carrera profesional plena de magníficos proyectos, premios y reconocimientos, Musac incluido, hasta la repentina muerte de Mansilla en 2012. En 1994 ganaron el concurso de ideas convocado por el Ayuntamiento de León para la construcción de este Auditorio en un solar residual de la Avda. de los Reyes Leoneses, frontal a la plaza de San Marcos. Firmaron el proyecto de ejecución en 1996, compartieron la dirección de las obras con Andrés Regueiro, y las ejecutaron (1997-2002) con Santiago Hernán y Juan C. Corona como aparejadores...

Para dar respuesta a las exigencias de un entorno degradado, pero monumental, ensayaron distintas soluciones antes de fragmentar el inmueble en tres cuerpos, el propio auditorio, unas salas de exposiciones y las oficinas adjuntas, enlazados por la marquesina que protege el acceso a un amplio vestíbulo iluminado por lucernario y la fachada de lamas al patio de la cafetería situada en un nivel inferior, junto a vestuarios y camerinos. Idearon la sala de audición como un espacio rectangular, con butacas a ambos lados de un escenario que permite realizar actividades diversas entre paredes y techos revestidos de madera Wengé negra en bandas continuas de distintos anchos.

Encerraron esta «oscura y cálida caja de música» en «un volumen hermético» revestido con grandes piezas de travertino romano, coronado por el lucernario del vestíbulo, el cajón con los paneles para reducir aforo y la gran torre de tramoyas. Y proyectaron las salas de exposiciones como un prisma estrecho con su frente de hormigón blanco orientado a la plaza, a modo de «retablo fajeado» con huecos de diversos tamaños en dos planos… «partitura aleatoria», de armonía Cubista o Neoplástica, y sin duda Corbusieriana, en permanente diálogo con la fachada de San Marcos, dibujando una sutil perspectiva apreciable al cruzar el puente del Bernesga… antes de que crecieran los árboles de la plaza… ¡Una joya!

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