Diario de León

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Aveces convendría atender al consejo de la joven estudiante de prácticas que una mañana de verano justificó no coger el teléfono, que sonaba a su lado de manera reiterada, porque no esperaba que le llamara nadie. Para qué iba a descolgar. En mitad de la redacción, el sonido metálico, que remite en el ideal periodístico a la epifanía de una noticia, se puede tornar incluso en testimonio de cargo para una demanda de divorcio, como aquella tarde en la que una amable lectora llamó para preguntar si la fotografía de una calle que acompañaba un reportaje de la ciudad de León databa del día anterior o se remitía al archivo. La imagen tenía menos de 24 horas. «Gracias. Es que ese coche que sale es el de mi marido, y me dijo que había estado en otro sitio», reveló. Años después, comenzamos a pixelizar las matrículas. Quién sabe cuántas historias de amor hemos salvado con esta pequeña precaución que evita que nos acuse de competencia desleal el gremio de los huelebraguetas.

Visto el resultado vamos a tener que extender la pixelización para evitar también el daño colateral en las informaciones consideradas incluso positivas. Pongamos, por ejemplo, el anuncio de la instalación del nuevo centro logístico de la multinacional Lild en el polígono de Villadangos: más de 100 millones de euros de inversión, 300 empleos directos y cerca de 2.100 contratos indirectos. Convendría aliviar la noticia de la carga política con la que la Junta se ha lanzado a patrimonializar el logro, con los consejeros sonrientes. Sí, sí, la Junta, que en diciembre de 2016 cuestionaba la necesidad de la plataforma logística de Torneros y la supeditaban a la elaboración de un estudio de viabilidad que demostrara que había demanda por parte de las empresas. Con la colaboración inestimable del Gobierno socialista, que ha demorado la infraestructura hasta jibarizarla sobre los planos, desde entonces, más allá del crecimiento exponencial de Mercadona, han buscado espacio Decathlon, que al final va también al suelo industrial privilegiado por la administración autonómica, y Amazon, que escapó a Asturias. No se ha podido atender sus requerimientos, ni los de otros que se han acercado para aprovechar el posicionamiento estratégico en el noroeste.

Me da miedo que suene el teléfono de la redacción. Temo que llame alguien que sospecha que la Junta le engaña. No sabría qué decirle

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